Y me quedé y vi cosas rarísimas,
volví a completar el círculo de la percepción,
sentí la magia mística y plena en
la causalidad intrínseca del esfuerzo
y me dije:
¿Qué coño de chorrada es esta,
alabado quien sea?
No hubo respuesta.
El aire sonó a hueco, e hizo
tanto frío de repente que saqué
una cerveza y me abstuve,
de ahí en adelante,
de preguntar oscuridades
a la nada.