El dinero es poder y el poder pone en tus manos dinero. No comprendo cómo alguien puede argumentar en contra de que la posesión de capital no conduce más que a una mayor posesión. Que los motivos que mueven al poder no son altruistas y no lo han sido nunca, que si lo son (que pueden serlo) no son garantía de nada, y que sin un control y seguimiento adecuado desde la totalidad de la ciudadanía el poder se desboca y atiende únicamente a sus propias razones.
No estoy en contra de la acumulación de riqueza, pero habría que ver cómo se ha acumulado. Y una vez hecho, ver para qué se utiliza y cómo. La teoría de que la acumulación de riqueza «chorrea» a los demás no me convence y no es suficiente.
La economía ha dejado de moverse porque no hay demanda. No hay demanda porque cada empresario intenta sacar todo lo posible de los lomos del mundo, del país, de la empresa y del trabajador, hasta tal punto que nadie puede comprar lo que, además, se sobreproduce. Y no puede dejar de hacerlo porque, si no, le comen.
Maquinillas desechables en un mundo de servilletas de papel. Un mundo de comprar, tirar, comprar. El reciclaje sería igualmente necesario pero menos importante si no se sobreprodujera con obsolescencia programada. Pero entonces las empresas no podrían seguir creciendo a base de destruir lo que es de todos (los recursos naturales) para vendérnoslos procesados.
Y ahora a comprar tierra. Para producir alimentos. En monocultivo.
Quitando la posibilidad de alimentarse a los que menos tienen, después de arruinar a un país con ingeniería financiera. Estableciendo monopolios basados en combustibles fósiles que externalizan costes e imposibilitan la competencia. Arriesgándonos a que una enfermedad a destiempo acabe con la alimentación de un diez, quince, veinte o lo que sea por ciento de la población mundial.
Buena idea sobre buena idea.
No hay apaño para el sistema porque el sistema es el problema. Un poder que no luche por perpetuarse dejará de ser poder con el tiempo, sobre todo frente a otros que sí lo hacen. Una empresa que no luche por crecer terminará fagocitada por otra que sí lo haga. Acumular dinero da poder y acumular poder da dinero, y el poder y el dinero son la forma permitida de eliminar la competencia, obligando a toda persona, pueblo, ciudad, país, continente, empresa o corporación a prescindir de cualquier otro principio (no sólo moral, de cualquiera) que no sea más poder y más dinero, bajo el temor de ser comidos por otros con más poder y más dinero.
Las buenas voluntades, la buena gente, las decisiones correctas, los sentimientos altruistas, quedan derrotados frente a un sistema que hace más eficaces a quienes menos respetan. El sistema ni siquiera tiene que ser crítico con la bondad, sólo tiene que dejar las cosas rodar.
Ayer escuchando «Mentira» de Manu Chao la vi con ojos diferentes. Qué triste y qué razón.