Una persona entrada en años, que convive con trato honesto y amable en la sociedad, siendo comunicativa de manera alegre y razonable, que reviste con la decencia los agrados de la juventud, en los que ella misma no participa, cuidando de todo, procurando contento y complacencia en la alegría que la acompaña, sigue siendo siempre una persona delicada, como un hombre de la misma edad y tal vez más amable que una chica joven, aunque entendiéndolo de otro modo.
(Se presta a múltiples interpretaciones).
I. Kant. Observaciones acerca del sentimiento de lo bello y lo sublime.
Joder, joder, joder. Sé que es una puta mierda, pero cuando dicen plato… pues coges lo que tengas a mano… y lo rompes… (y perdón por todo, no pasó ni media hora desde que empecé a hacerla hasta que la tuve grabada, mejorará con el tiempo).
Aire de tormenta, promesa de absurdo y levedad.
Me duele esta tarde, no encuentro la forma de llorar…
lágrimas retenidas tras la esclusa blindada del lagrimal,
qué bien estaría…
verlas caer,
verlas rodar frente al espejo,
verlas caer,
verme a mí en el espejo…
las horas son los mismos odres nuevos,
la carencia de luz me desorienta, me hace viejo,
el corazón palpita en su cofre de huesos,
mudo testigo de lo que ya no tiene sentido:
y es tu voz, tu luz, tu adiós, tu sol
y es mi voz, mi luz, mi adiós, mi sol, soy yo…
Aire de tormenta, si es preciso reír me haré un bufón,
quizá con la risa la esclusa reviente, se parta en dos…
no sé que ocurre, me cago en dios si va a servir,
o escojo el comodín
de verlas caer,
de verlas rodar frente al espejo,
de verlas caer,
de verme a mí en el espejo…
las horas son los mismos odres nuevos,
la carencia de luz me desorienta, me hace viejo,
el corazón palpita en su cofre de huesos,
mudo testigo de lo que ya no tiene sentido:
y es tu voz, tu luz, tu adiós, tu sol
y es mi voz, mi luz, mi adiós, mi sol, soy yo…
El Kant mencionado,
penso mucho, no se si tiene algo censurado.
Lo cierto es que tiene muchas interpretaciones,
y da para crear versos o canciones.
Odres nuevos
lo escucharé mi parecer te lo digo luego.
El hombre Callado