– Nada más cierto se puede pensar -respondí-. Porque o todos los seres tienden hacia la nada y, como carentes de cabeza, navegan sin piloto a merced de las olas, o por el contrario, hay algo hacia lo cual todos se dirigen, y eso será la suma de todos los bienes.
Boecio. La consolación de la filosofía. Pg 119 en Alianza.
Savater sigue con su trabajo de desbaste de una particular doctrina vasca, con empeño e inteligencia pero con resultados medianos. Él es perfectamente consciente de lo que es intentar rebajar con argumentos una doctrina: prácticamente imposible. Pero no por ello hay que intentarlo menos. Siempre queda el intento.
Mientras tanto Miguel Sebastián (asesor económico de la Moncloa) nos libera del error que cometemos al identificar temporalidad con flexibilidad laboral. Supongo que quiere decir algo así como: que las empresas hagan lo que quieran con los empleados, que les trasladen a alguna sucursal remota en Viena, por ejemplo, pero que no les despidan. No sé a cuánto está el abono transportes que cubra esa zona, ¿Viena está antes o después que Algete? Y la manía, recomendada expresamente por la UE, de los contratos indefinidos a tiempo parcial. Claro, el problema es que España se excede en los salarios, seguramente seamos capaces de vivir tan ricamente con medio sueldo y el doble de tiempo libre para gastarlo en sus malditos centros comerciales.
Qué ironías, madre de dios.
El país de la promesa y la libertad exige que sus soldados tengan inmunidad tras la cesión de poderes al gobierno iraquí. Supongo que tienen muy buenas razones para temer una caza de brujas. Se protegen, pobrecillos, no hacen mal a nadie. Creo que les da igual que sea ojo por ojo o justicia poética o de juzgado, no tienen ánimo de ser pre y mal juzgados (jua). Al mismo tiempo hacen depender el acuerdo de tener independencia ante el nuevo gobierno. A lo mejor crean una región independiente e irreductible de yanquis frente al invasor iraquí (están locos estos iraquís, dirá Obélix Johnson mientras caza un jabalí con su M-16 y fuma un arrugado marlboro con una budweiser, un zippo y trescientas películas de Segal).
China cierra 16.000 cibercafés pensando en la «salud mental» de sus conciudadanos. Lo cachondo es que para estos estados paternalistas enfermedad mental es todo aquello que desmitifique (¿más?) o deslegitime al propio estado. Jóvenes descarriados que piensan con autonomía y sin el debido y correcto encauzamiento. Falsos naturalismos que especifican términos relativos como si fueran absolutos. Intereses, como siempre. Qué asco me da el naturalismo, incluso los que (y los ha habido, aunque no es el caso) están repletitos de buenas intenciones.
Y qué casualidad que Telefónica duplique la velocidad de su ADSL justo cuando las compañías eléctricas empiezan a hacer rodar un nuevo sistema, 600 de subida y 600 de bajada, con alta gratis. Supongo que es mera coincidencia que no lo hayan hecho antes. Se preocupa por sus clientes.
Sirios e iraníes alaban a España por su salida de la zona de guerra, y a uno le da por pensar que es porque comprenden la barbaridad del asunto de la guerra, pero al rato comprende que lo único implicado son más y más intereses: tienen miedo de ser los siguientes, y cualquier desprestigio del yanqui cabrón ( lease, sin lugar a dudas, Bush), les parece un soplo de aire fresco. Y espérate, porque los libertarios que fueron a hacer la guerra santa de la democracia pensaban que metían la mano en un simple panal y posiblemente se encuentren con el avispero madre. Los estómagos están revueltos al sur del mediterráneo, más o menos.
Yo, mientras tanto, me preparo un revuelto de setas y espárragos para cenar y me tomo un té con bergamota tan ricamente. Creo que es más que evidente que yo soy de los que tienden hacia la nada. Lo siento, Anicio Manlio Severino Boecio, me caes bien porque, entre otras cosas, las pasaste putas y hiciste salir una gran flor de la mierda, pero no me sirve. Tu flor me parece bella, bien construida, sólida, pero poco más (y eso ya lo es casi todo). La espuma de los días revierte siempre en uno mismo y aleja, circunda, repele, transita el mudo sonar de los segundos en el segundero.
Siempre que le preguntaba a mi abuela, en los largos veranos en el pueblo de mi madre, qué había para cenar, respondía «nitos». Era una liturgia divertida para un crío. Todos los días le preguntaba, ella decía «nitos» y yo me reía, me daba media vuelta y me iba a correr por la plaza en mi descapotable rojo de pedales. Ya se me había olvidado el asunto, hasta el día siguiente.
Ahora, siempre que me pregunto qué será de mí en la noche entrante, me respondo «nitos». Es una liturgia medianamente aceptable para un adulto, porque lo que tenga que ser será, y lo demás pertenece a un mundo estúpido en el que se dan las cosas que no se dan y que nos es absolutamente inaccesible. No merece la pena preocuparse por lo que allí ocurre, una mampara de metacrilato (no nos deja olernos, ni manosearnos) nos separa. «Nitos», sonrío, me doy media vuelta y me voy a recorrer el bulevar monumental que el ayuntamiento ha construido para hacer más grato mi camino a casa, en el que rara vez me he encontrado con alguien excepto conmigo mismo.