vuelvo a repetir lo del tiempo, pero como el reto me lo he impuesto yo, pues llanto desvirtuado:
tú que no sabes mentir, que te tomas la vida al despertar,
andas de aquí para allá, temiendo hacer eco con tu voz.
Tú, que te ríes sin ruido al decirte que no sé dónde voy,
escondes la risa en la mano y mueves la cabeza, no me niegas.
Vamos a ver dónde está tu enigma ahora: aniquilado entre tus miedos:
congelado por la escarcha.
Vamos a ver cómo sales de esta escena (encajonada en mis palabras),
tengo tu mano en mi mirada.
Tú que no quieres decirme que piensas que todo se hizo ayer,
que llegamos más tarde que pronto, cuando todo tenía un nombre ya.
Y tú que no sabes decirme (y lo intentas) que me paso queriendo mucho
escondes la risa en tu mano y mueves la cabeza, no me niegas.
Vamos a ver dónde está tu enigma ahora: aniquilado entre tus miedos:
congelado por la escarcha.
Vamos a ver cómo sales de esta escena (encajonada en mis palabras),
tengo tu mano en mi mirada.
Y vamos a ver si de una vez aciertas,
si me dices un no rotundo antes de la última cerveza.
Y vamos a ver si mantienes las piernas cerradas,
es difícil no rendirse cuando gobiernan las palabras.