No sé si me gustó del todo, no sé si está del todo bien escrito. Demasiado esquématico muchas veces, se intuye una tijera bruta de poda entre los párrafos de cuando en cuando.
Lo que sí sé es que está lleno de cosas que deben decirse, escribirse, leerse y rumiarse para recalentarnos. Para encabronarnos. Y que esta muy bien verte en otra parte de cuando en cuando, reconocerte en otra vida. No sé si por el mal de muchos, pero creo que no. Creo que es más bien por la rabia y el orgullo de muchos. Y porque te reafirma. Una cosa es lo que nos cuentan que la cosa es, y otra cosa muy diferente es lo que realmente es. No se nos debe olvidar contarnos lo que vemos antes de que nos volvamos idiotas del todo con lo que nos cuentan que estamos viendo. Esto es una guerra de percepciones, y tengo la sensación de que la estamos perdiendo. Y de que la perderemos y nos repetirán como loros «trabajo, formación, esfuerzo» y todos nos sentiremos culpables por estarnos muriendo de hambre por nuestra propia pereza. Y será culpa nuestra y así seremos definitivamente más maleables.
Y los cuatro locos que digan las cosas que se dicen en los versos del hambre estarán encerrados sin molestar en alguna tendencia intelectual irrelevante.
Pero eso aún no ha pasado. Hay que escuchar cosas como esta y mirar dentro a ver qué hay de cierto. Porque en este libro la verdad se mira dentro, comparando con lo que te ha pasado a ti.
Echadle un vistazo por un euro y casi nada en Amazon, la precariedad no se destruye, se transforma.
Vaya, gracias por leer. 🙂
Sólo un pequeño apunte, los párrafos son bruscos en ocasiones de manera intencional, no por el abuso de tijeras.
¡Un placer!
Sorry, me pareció ver los filos, xD! Se me quedó un poco corta de datos (un poco sólo), pero la disfruté mucho, ¡felicidades y suerte con élla!
Acabas de matarme con esa **** foto de perfil. 😀