No es tan fácil levantar ventanas, Miguel. No lo es. Los muros, las paredes, quizás sí, pero las ventanas siempre dejan espacios abiertos y el aire entra y sale, y todo fluye. ¡Maldita sea! ¡Cómo fluye! Las corrientes acaban con una garganta hecha trizas de tanto ahogarse en el silencio.
No es tan fácil levantar ventanas, Miguel. No lo es. Los muros, las paredes, quizás sí, pero las ventanas siempre dejan espacios abiertos y el aire entra y sale, y todo fluye. ¡Maldita sea! ¡Cómo fluye! Las corrientes acaban con una garganta hecha trizas de tanto ahogarse en el silencio.
Te llevo a mi bitácora, me ha gustado mucho.