SALV. Eso Es muy cierto, pero ésta no se convirtió de corruptible en incorruptible. Más bien seguirá siendo corruptible, pero de más larga duración. Por tanto debe notarse que lo corruptible es susceptible de serlo más o menos, y podemos decir: «Esto es menos corruptible que aquello», como por ejemplo, el jaspe es menos corruptible que la arenisca. Pero lo incorruptible no admite el más y el menos, de modo que pueda decirse: «esto es más incorruptible que esto otro», si ambos son incorruptibles y eternos.
Galileo Galilei.
Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo Ptolemaico y Copernicano.
Primera jornada. (Pg. 77 en la edición de Alianza Editorial, mastodóntica).
Podemos hacer, y hacemos, un vasto número de predicciones sobre la base de nuestra creencia natural en un mundo físico independiente. Estas predicciones habitualmente son acertadas. En vista del hecho de que es inmensamente pequeña la probabilidad de que resulte acertada una conjetura sin fundamento, según la cual una experiencia tendrá cierto carácter, debido al vasto número que han sido acertadas, es inmensamente improbable que estas predicciones hayan resultado correctas todas ellas sin ser verdadera la creencia…
C.H Whiteley. Objetos físicos, Philosophy, XXXIV (1959), 142.
[Habla la estulticia]
Creo que ya imagináis lo que sucedería si la sabiduría se apoderase de los hombres. Pronto necesitaríamos de más barro y de un nuevo Prometeo para moldearlo. Sin embargo, aquí me tenéis a mí, acudiendo siempre en ayuda de tales necesidades, en parte por ignorancia, en parte por irreflexión, muchas veces olvidándome de que las cosas son malas y otras con la esperanza de mejorarlas, destilando algunas veces la miel del placer. Y el resultado es que los hombres se resisten a dejar la vida, incluso cuando el hilo del destino ya se ha roto, y cuando la misma vida los ha dejado ya. Cuanto menos razón tienen para seguir viviendo, más se aferran a la vida. ¡Tan ajenos están al tedio de la vida!
Erasmo de Rotterdam. Elogio de la Estulticia.
Llego del curro, coloco el tapón, empiezo a llenar la bañera. A veces me gustaría volver a quitar pelos de esta mierda de porcelana blanca, pero últimamente sólo desbarro perillas y vellos púbicos muy propios. Incluso excesivamente propios. Mientras alcanza el nivel adecuado, pardiez, me siento a garabatear unos poemas diarios, son como rutinas, como palos, como sordinas, como papel calco, hago grafología de mi vida en folios blancos.
A la luz de la tarde
aún pareces más hermosa. Digo,
y no yerro. Espero sentado
en la cama a que resucites del
sueño,
amarillo y avejentado,
de esta tarde de cera y
cuerda que nos abre, cálida,
su efímera pulpa inmortal.
Podemos invocar a las cosas,
y decir: sábanas, besos, caricias;
podemos pero sabemos
no hacerlo.
Y así nos vamos desvistiendo,
sin etiquetas, sin códigos de barras
fonéticos, inocentes y malditos,
plenos y vacíos.
Abro un litro de cerveza, que ronronea gustoso, lo introduzco en el gaznate. Me acuerdo de cuando el colombiano venía a verme a chueca y escuchábamos a ella fitzgerald mientras me hablabas de tu infancia en Colombia, debo tener tu teléfono por ahí, con lele era tan difícil fijarse en otra cosa… El ritual, el elogio de la locura leído en la bañera, con un litro de cerveza y un cigarro, me recuerda a una especie de terrible y tímido precursor de hank, había que reventar tanto… tanto que destrozar… Pero el ritual… bañera… huele a lactovit, huele mucho a lactovit, uno nunca sabe qué va a terminar asociando con lo limpio… ni cuánto va a durar… no sabe uno hasta que punto va a ser animal de rutina… amigos para qué, maldita sea, a un amigo lo perdono, pero a ti te amo (para aquel que reconozca aquí una canción de sergio dalma, versión de otra de gian luca griniani, me acojo a la quinta enmienda, si la hay, hubo o hubiera o hubiese…), cierro el libro, es evidente que la discusión entre lo corruptible y lo corruptible es inminente. Y sobre todo sobre si lo corruptible es susceptible de tener grados de corruptibilidad. Y si se alarga demasiado en el tiempo… ¿cuál es la diferencia entre lo corruptible y lo incorruptible? Bah, será como aquella canción de los años ochenta… o eMe. Sobre todo otra que no pienso nombrar.
El caso es que mientras (mucho antes) escribo poemas me descubro rubricando tu nombre, una y otra vez, una vez tras otra. No se me escapa que a estas alturas estarás siendo desfondada, una y otra vez, por la verga impresionante de algún garañón imbécil que no sabrá ver cómo capturas el arroz con el tenedor cuando quedan pocos granos… seguro que no le hace ni puta gracia verte toser cuando utilizas el bastoncillo de los oídos… claro, para eso hay que querer mucho…
Y el caso es que todo esto sucede y no sucede mientras la bañera se esta llenando, acabé la cerveza y abro una botella de vino blanco, que compré porque contigo tengo infinitos recuerdos con vino tinto, pero jamás tuvimos tan mal gusto como para que nos gustara el blanco… Me tomo media, sin miedo, a fondo, y vierto la otra media en el agua… me meto dentro y aferro el elogio de la locura (bendita estulticia que permite hacer de lo Real puro juego), ahora me siento engrasado, me echo mierda de leche hidratante lactovit en el cuerpo, para completar la imbecilidad lo cubro con una camiseta de nirvana, unos calzoncillos que fueron los últimos que me compraste y los pantalones de pirata azul (en su día), me encanta componer cuando huelo a limpio (lactovit) y apesto a cerveza y vino blanco.
Me enajena vomitar de tal guisa y reventarme la garganta gritando el nombre contra la taza blanca nacarada del váter, mientras el vómito revela tropezones de tortilla y bacon reviento tu nombre contra las paredes del váter y pienso en cuántas mierdas
han terminado en el mismo sitio
una y otra vez y mancillo el recuerdo y la posible (e hiriente) belleza del momento o del recuerdo o de tu imagen tosiendo cuando el bastoncillo penetra tu oído. Nirvana en el reproductor el salón, no es un recuerdo ni es un ritual de fondo.
La creencia funciona, pero no nos dice nada acerca de lo real. Eso es más que evidente.
Es pronto, así que me acerco al Cool. Ayer fueron las jornadas de yazz, y eso se nota en el ambiente. Estoy solo, en un garito. Me pido un par de litros de cerveza. Para crear la situación adecuada, me tomo uno en dos sorbos, cada uno de medio litro exacto. El camarero, emocionado, me sirve otro. Me vuelven a quedar dos. Vuelvo a pensar que yo ya estoy muerto, que tengo mucho que enseñarle a los vivos. No sé qué sucede, pero conozco a un grupo nutrido de gente no directamente relacionado con sus pibas, about a girl, i don�t need an easie friend. Putos bastardos, el bufón afila los dientes, sale al escenario. Sabemos donde estamos, o eso creo, pierdo el sentido, vomito de nuevo. No quiero cercenar lo asqueroso, es la misma vida, lo asqueroso es la misma puta vida hecha carne, y no bastoncillos, o al menos ya no.
Tu recuerdo aletea, furioso, pero le aparto a manotazos. Que te den por culo, mi amor, que te den por culo, mi vida, que te jodan, mi amor, cuando todo termina me llevo a unos cuantos a casa y toco mis canciones. Les parecen deprimentes, y me piden Extremoduro. Yo estoy aquí para complacerles, soy bufón, así que concedido.
Más litros, yo ya estoy muerto, no pueden afectarme. No pueden hacerme daño. Reviento con la imagen de tu cara de fondo. Reviento. Pero estar vivo es más que algo. Me jodo, me estoy jodiendo. Me duele, me duelen tus ojos, reviento. Reviento, me duelen tus ojos, me estoy jodiendo, me jode, me duele, pienso… en todo lo que ya no somos, y duele, me estoy jodiendo, duele, pero saco a extremoduro, suena bien. Todo es perfecto. Sólo una cosa me diría.
Pero no estoy en condiciones de escucharlo.
(De recreaciones de lo real, libro primero de hipostasía de barra).