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domingo de fútbol

He bajado al ahorramás a completar la reserva de vino y cerveza y me he encontrado con José Luis, el chapista del taller de abajo. Le conocí un domingo de mierda en el que me sentía tan solo que no me importó bajar al bar aunque fuera consciente de que tocaba partido de fútbol. Estábamos allí, tomando una cerveza y mirando a la pantalla cuando comenzó a hablarme. Como no tengo ni idea de fútbol yo asentía todo el tiempo mientras pegaba largos tragos a mi jarra. Me retransmitió el partido como si a mí me importase algo toda aquella jodienda con apariencia de batalla campal de señoritas finas de perfecta manicura y espléndida sonrisa. Habló y habló y e invitó a un par de rondas hasta que el partido terminó, y entonces, por un motivo o por otro, decidimos ir a tomar algo al Cool. Me gusta el Cool, de vez en cuando hay que hacer la ronda por los infiernos, para que no se desmadre nada y para lanzar las redes en todos los caladeros posibles.

Con un par de calimotxos encima comienza a contarme cosas de su novia, Sonia, cosas y cosas que yo no he preguntado y no quiero saber. Pero era compañía, al fin y al cabo, y en casa sólo me espera una nevera vacía y el recuerdo de los gatos, entre otros recuerdos menos inodoros. Por eso me quedo y me entero de una multiplicidad de detalles estrambóticos, reforzando mi teoría de que no hay nadie normal en este maldito mundo. Sonia es fan de Michael Jackson, cocina con él, tiende lavadoras con él, va al curro con él en el walkman y, sobre todo, jode con Michael Jackson puesto, una y otra vez Michael Jackson puesto, y José Luis está hasta los huevos. «Man in the mirror» le repatea especialmente, no puede con «Bad» ni con «Smooth criminal», ella parece obsesionada especialmente con ese disco. Últimamente a José Luis no se le levanta, y me comenta, sin pudor alguno, que cree que es por el amigo Michael. A mí me hubiera gustado decirle con Rimbaud: «Es una gran ventaja poder reírme de los viejos amores embusteros, y cubrir de vergüenza a esas parejas mentirosas «he visto el infierno de las mujeres allá abajo.- Y me será permitido poseer la verdad en un alma y un cuerpo.» Pero me callo y escucho, ensimismado.

Y hoy me comenta que ha dejado a Michael, y a ella de rebote.

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