Tres días, tres días completos sin salir de casa.
Y sin cabeza, que es lo peor, sin tener cabeza. Estos tres días, viendo la tele, me he dado cuenta de que a lo largo del tiempo he sufrido un par de ataques al corazon y tres o cuatro hictus.
Ver la tele es venenoso.
Ver la tele debería estar prohibido. A veces me pregunto si no debería comprarme una pantalla plana, en estos tres días me he dado cuenta de que definitivamente es lo último que debería hacer en cualquier estado de cosas posible. La tele acojona.
Es mejor no verla.
Y si la ves, cuanto peor lo hagas mejor.