Perdiendo la luna en un hueso de aceituna vamos a comer arabescos y a leer con los labios libros de cerveza, a pensar seriamente en no volver a pensar más, a coger un coche por los cuernos y disfrazarlo de carromato de heno, a no coger la guitarra, no suplicar, no enternecernos, a curtirnos con hielo y ¿quién sabe? a desbrozar pensamientos impuros y perecederos.
En otro orden de cosas dolor en el costado izquierdo, un tendón no satisfecho con la derrota (en cuanto a trayectoria, «derroteros» (p.e)), que se amotina en cubierta y pide más nicotina, más fermentos, menos manzanas, poleos, judías verdes. Le comprendo perfectamente. Hoy tendrá su consuelo.
No fingido. Semillas de trigo para la nueva era (¿y eso qué coño será?), reblandecer el cerebro para que sea dúctil de nuevo.
Cerveza, Kebbab, risa.
El resto es una puta mierda.