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Juan José Millas. La soledad era esto

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Juan José Millás.
La soledad era esto

Ediciones Destino. Colección Booket.
Ilustración de la cubierta: Edward Hooper, Habitación de hotel, 1931.
Primera edición en Booket: junio de 2003.
Segunda edición: noviembre 2003.

Bien, perspectiva… el libro es una mierda. Los personajes, esquemáticos y tópicos, se desenvuelven en la típica realidad millaniana llena de cruces irreales y carentes de toda lógica de lo real (y no es un piropo, quiero decir que es la típica historia de un mentiroso, puede ser buena, pero no se la cree nadie). Lo importante no se cuenta y se maneja, sin embargo, en un mantel de topicazos y hechos sin razón aparente que, simplemente, están ahí. Es una historia breve de café, cuando dices «¿sabes que le pasó a tal?» y lo explicas en dos brochazos.

Sin embargo, no deja de tener ideas interesantes.

Primera la que le da título al libro, el hecho de que la soledad no entra con un zambombazo, sino que de repente, poco a poco, está ahí y uno se da cuenta.

Quizá también el cambio de valores de la juventud a la madurez, pero sigue siendo un cambio absolutamente evidente y manido el que relata el autor.

Quizá la liberación. El hecho de que cuando uno está perdido pega una ostia a los cimientos de su propia vida sin saber ni cuál ha sido el problema ni a dónde nos conduce la reforma. Me quedo con ganas de saber cómo llevó Elena Rincón su propia liberación, porque Millás nos deja en ese instante en el que la vida comienza a hacer preguntas. O cuando todo se abre, es igual.

Como quiera además que Elena Rincón es asquerosa, difuminada en su propio ombliguismo y en su más que evidente estupidez, tampoco son muchas las ganas de saber más.

Ha venido demasie, luego acabo con esto.

Bueno, un poco extremo eso de decir que es asquerosa. Un poco tendencioso. Me parece asquerosa porque tiene la vida resuelta en cualquier caso y se debate en pensamientos forzados que, supongo, le dan un cierto interés a su propia vida (interés de su vida para ella misma), en vez de intentar modificar lo que tiene aguanta hasta que no puede más y entonces pega el petardazo.

Su hermano, de clase media, se cabrea con ella cuando le comenta sus pensamientos. Normal, el hermano está demasiado ocupado intentando llegar a fin de mes como para considerar relevantes las preocupaciones de su hermana.

No hay más. Muere su madre, el día del reparto de bienes Elena encuentra el diario que esta escribió, el vericueto de las antípodas, el cambio interno, la desfachatez del detective privado (las conversaciones con la agencia es lo peor que he leído en mucho tiempo), y al final deja al paquito y se instala en un piso en el centro. Fin del cuento.

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