«ÁRBOL ROWAN (la Sensibilidad) –
Lleno de encantos, alegre, da sin expectativas, le gusta llamar la atención, ama la vida, las emociones, no descansa, e incluso gusta de las complicaciones, es tanto dependiente como independiente, tiene buen gusto, es una persona artística, apasionada, emocional, buena compañía, no olvida.»
Eso es lo que dice la astrología celta sobre mí, en un correo que me envió Esther.
Tres canciones nuevas.
Toda la noche intimando con ella, y aún no me ha dicho su nombre.
Pero yo ya la quiero.
No tengo prisa.
Una noche bestial, a solas con la guitarra.
Esto ya huele a concierto.
No quiero llamar a nadie hasta que no tenga diez canciones. Un par de días más. Otro para grabarlas. El domingo todo dispuesto.
No me dice su nombre.
Pero no es malo.
Porque no me lo dice, pero se pliega sensualmente a mis dedos.
Al mismo tiempo que me destroza los dedos (ya no estoy acostumbrado a ciertas turgencias).
Agridulce.
Siempre agridulce.
Estaba grabando lo que iba haciendo en la grabadora de cinta pequeña. De repente escuché sobre lo que estaba grabando. Eramos la negrita, lore y yo metidos en medio de «el hacha de guerra». No sé por qué, pero saqué la cinta y la metí en un cajón, a salvo.
No sé por qué.
Huelo a concierto.
vale, tienes guitarra,
jajajajajajja, ¡creo que todo esto de pasar hambre por algo que quiero me viene de las historias que me contabas de Marcos!