expuesto al dolor por demasiado tiempo
acabo harto,
de sufrir tanto,
y decido que me debo
una supervivencia; no es fácil:
decirte que tú
te mereces días mejores
después de la historia de tu pasado;
pero he visto a completos idiotas
seguir (por supuesto)
sin jamás considerar sus defectos;
a continuación dos tortugas se arrastran por
la tierra, palabras sucias arañadas
sobre sus espaldas…
pero apenas
mejoran el horizonte.
Charles Bukowski.
Madrigales de la pensión, 1988.