Yo volvía del curro andando con Rodrigo. Tranquilamente, echando unas risas. Íbamos al garito donde perdí las llaves, por si había suerte.
Y entonces me golpeó en medio del pecho y me partió en dos. Y entonces todas las imágenes, todos los recuerdos, todos los sentimientos, toda la vida que se me escurre entre los dedos me metió sus muñones amputados en la nariz y los ojos hacia dentro, hacia el nervio óptico. La angustia me cerró el estómago y los bronquios, las lágrimas afloraron a mis jodidos ojos de borracho.
Porque era Lore quien llamaba. Lore, lele, niña, lorelay… Joder, lele, lele, lele, niña, mi niña… todo entró en una sola oleada en mi cerebro, las mañanas de café, el palomar lleno de ambos, la puerta cerrada del baño, las duchas, los besos (con su tierno chasquido acuoso), los días, las noches, nueve años de repente en las leves descargas eléctricas de mis neuronas supervivientes.
Me quedé mirando al teléfono mientras se derrumbaba el mundo. Me quedé mirando el teléfono mientras volvías a llevarte el escaso sentido que las cosas han tomado con el tiempo. Me quedé mirando el teléfono mientras pensaba «no, no, no, no, no…» y todo daba extrañas vueltas macabras y me hice el tonto, porque Roy estaba ahí y no quería venirme abajo.
No cogí el teléfono. Aún no he subido «llamadas», pero si lo hubiera subido le hacía un enlace. Otra vez lo mismo. Te sigo amando como un bestia, mi niña, sigo siendo sólo por ti y, si me lo recuerdas, me hundo. No me importa que hayas decidido que tienes que construirte sola, eso es asunto tuyo. Somos dos personas distintas, soy consciente, obligarte a estar junto a mí sería un verdadero fracaso. Pero, por Dios, no me recuerdes todo lo que te amo, déjame que me haga la ilusión de que se me olvida, de que se me está olvidando…
Después se acabó la batería, porque el móvil me tiene aprecio, supongo.
Fuimos al garito y allí estaban mis llaves. Pero ya daba igual. Ya era tarde. Habia sucedido de nuevo que el sentido de las cosas no existe (es el verdadero estado de cosas, lo demás son invenciones mías). No creo que entiendas por qué reviento los fines de semana en los bares, o la entresemana en lo que escribo, no creo que entiendas que estoy desesperado y, al mismo tiempo, te guardo tanto cariño (por decir algo), que no puedo ni mencionártelo.
Después vine a casa, con las recién recuperadas llaves saqué el ron del buzón. Es bueno que ahí hubiera una botella. En el correo tengo un mensaje de la bolsa de pipas en el que me dicen que el relato «Taxiderías» es posible que sea incluido en la revista de mayo. Es interesante. Lo será más mañana, cuando pueda andar de nuevo.
Aquí está nuestra casa. Todo está aquí.
También está el ron para casos de emergencia, recién sacado del buzón. Lele, niña, lorelay, lore… tú sabes.
T.T.T
Querido compañero,alégrate de aquello que tienes, y deja lo demás, y más cuando te hace daño. Supongo que pensarás que es fácil decirlo, pero dificil hacerlo; difícil cual compliado es desenraizar una árbol que tanto tiempo ha estado plantado a nuestro lado, ya no solo por el esfuerzo de arrancarlo, sino porque ya no volverá da darnos sombra.
joder, yo te conozco. Tú eres canaria.
Soy un canario fuera de mi jaula, buscando rama donde trinar. Un lugar donde establecer un nido, en vuelo libre, lejos del recordado hogar.
Miguel, es jodidamente duro. Leerte es ver cómo se va desgarrando una persona…
¡Cómo duele!
¿Dónde has dejado la rabia? ¿Qué has hecho con ella? Es necesaria, mucho.
Hiciste bien en no responder. Protegerse es una manera de supervivir.
Que te pasa, miguel. No aprendes, cabezota. Te dejo un finde y te desesperas, ves cosas donde no las hay. Haces bien en no coger el tlf, y sabes que te lo digo de verdad, pero tu cabeza no hace nada por seguir adelante. Consigue eso y volveras a ser feliz. No agaches la cabeza a tus viejos sentimientos, levantala a la nueva vida que has de seguir y disfruta. fdo.: Un amigo de verdad.
Soy el anticuario. Cada uno toma sus propias decisiones, supongo. El que sabe lo que quiere lo busca. El que no tiene ni idea más.
No me importa no tener ni idea. ESto en proceso de: a/matarme o b/resucitarme.
La respuesta es sólo cuestión de tiempo.
Vivir, y además no lo haces nada mal.
Me asombra cómo lo estás viviendo, te admiro, en serio. Porque eres un ser humano enorme. Tus sentimientos son inmensos, y no puedes renunciar a la persona que eres que te hace sentir así.
No creo que pueda decirte nada que no sepas.
Sólo espero seguir leyéndote y ver como resucitas porque mereces la pena de cojones. Joder, más que nadie que conozca.