Tengo ciertas cosas
que decir que no son sencillas,
que no… fluyen despreocupadas
que no se largan. Y en
realidad tengo muchas ganas
de contarte, muchas ganas de poder
contarte
por qué no duermo y escribo,
por qué a lo mejor cuando te
abrazo no estoy muy en serio contigo;
tengo casi demasiadas ganas de mostrarme
y… no puedo. Y sin embargo
quizá -sólo quizá- te rehuyo a
ti al mismo tiempo que me rehuyo a mí
mismo, y me limito a sonreír y a alejarme
cuando la opresión en el estómago y
la pesadilla del futuro.
Y esto es así siempre que
miras. Y no es nada fácil no mirar
donde tú miras.
Apertura estratégica.
Lo del número de mi zapato me parece imbécil. 2000.