1.
Tienes miedo. Crees que
sobras. Piensas que por lástima
—o algo así—
sigo compartiendo Madrid
contigo.
Yo te escucho decir esto
y miro impotente tus pequeños
ojos húmedos.
Impotente te escucho. Sin palabras.
Sólo besos y abrazos que tiendo hacia ti
intentando que comprendas. Termino la
cerveza. Aún no sé decirte.
2.
Quiero que comprendas. Afuera la prisa. Aquí
dentro la cafetería y
estamos sentados. Alrededor las mesas y
aquí mismo La Mesa. Quiero y
me empeño. Caigo rendido y tú estás
a doscientos kilómetros de mí, no puedes y
te esfuerzas y no entiendes. No podría
decirte, ojalá pudiera señalar con el dedo y
mostrarte lo evidente. Lo que con palabras
no puedo. Y afuera Tú, Yo, y
adentro un hueco donde aún un dulce perfume
recuerda nuestra estancia, aquí,
dentro.