Una letanía, a lo lejos.
“Dentro del tiempo, dentro del mar,
dentro de las horas que aún nos quedan por estar”.
Por estar juntos, supongo.
Qué bonito era todo, todo antes. Ahora,
de vez en cuando, lo vuelve a ser, luego
se difumina. Tenemos demasiados
encuentros mal gestionados.
Después, quizá, si todo se acaba o
cuando todo se acabe,
me preguntaré una y mil veces por qué
no hice algo más.
Darte un beso, de repente, en medio de una discusión.
Cogerte de la mano y decirte “eh, soy yo”
“shh, soy yo”
“soy yo…”
Ahora, de momento, siento que me quiebro
y que me debo algo a mí mismo que me impide dar
otro paso a tu encuentro.
Seguramente me parecerá idiota en un futuro haberlo hecho.
Me quiebro entre lo que me pides y esperas de mí
y lo que estoy dispuesto a dejar de ser.
Cada vez menos. En una época de desorientación
hasta lo más mínimo es un bastión que defender.
Un asunto preciado y precioso, saber algo.
“Eh, soy yo”
“shh, soy yo”
“soy yo…”