… sí. Cada
cosa
necesita una conciencia
que le dé cuerpo.
Hablamos y sonreímos,
quebramos la
luz con la palabra y
abrimos,
ruidosamente,
una puerta allí donde
jamás antes la hubo.
Nos enseñoreamos
como si siempre hubiéramos
conocido esto que
inventamos.
Palos de ciego. Que sentimos
necesarios.