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El juego

1.

Una mano se desintegra en la roca
y es, calmadamente,
viento seco azotando la
cálida arena de la playa.

Viento seco.
Lucidez enferma.

En un principio fue
el deseo,
en el comienzo fue:
el dormitar tranquilo
en tu regazo
y la luz,
la ventral luz de nuestras
historias
pretendiendo ser instante.

Grandes orlas blancas
desmenuzan el juego que
no quiere jugarse a sí mismo.

Grandes peces van devorando
a los pequeños,
estampando sus firmas
en el idéntico desenlace
de los ciclos.

Tú y yo, más de lo mismo.
Tú y yo… distancias.

Pienso en las
veces que me fui
rodando a mí mismo
en tantas vueltas,

pienso en los círculos,
en los intentos
de hacer tangente
el movimiento y
caer de costado a tu
lado cuando,
a media noche,
el calor y no el odio
o
el odio
y no el calor

nos separó
y nos hizo dos
entidades distintas
en una misma cama.

2.
Vacío, el intento de
subrogar el infierno.
O al contrario.

3.
Tormentas de juegos
ridículos nos saludaban
al pasar una y otra vez por el mismo
error.

La soledad se hizo noche, dejó
de llover y nos
seguimos estúpidamente
odiando.

Tu pelo lanzó ataques
virulentos a mis ojos y
me dejó ciego.

Podía oír,
dentro de ti,
la necesidad de
volver atrás,
de dejar de ser
infierno.

Podía y era tarde.

No tengo más intentos.

4.
Caracoles bastardos
se despeñaban en el
barranco de tu barbilla.

Podía oír la intensidad
de nuestros
vacíos
resbalar sin calma
en nuestros pechos.

Quise abalanzarme sobre
ti y marcar mis nudillos
en tus pómulos.

Quiero que comprendas,
esto ya no es poesía,
esto es un pretender
hacer algo con esto,
con esta muerte,
con este entierro
privado que me
ata

a una mano que se
desintegra en la roca,
yo sabía

que estábamos jugando.

Tomándolo en serio.

Yo sabía
que no significaban
nada los gritos,

el odio,

la necesidad de marcharme
de allí y no volver a
verte jamás.

Sabía y supe.

Tonterías.

5.
Una mano que es mi mano
se desintegra en la roca
del tablero que ambos recreamos.

Estamos jugando.

Mucho tiempo nos
llevó llegar aquí.

Sin darnos cuenta
preparamos este
momento
concienzudamente.

Y ahora nos damos cuenta
de que

es tarde.

Estas somos las fichas.

Y aquí la bendita partida que buscamos.

No quiero saber más.

Terminar esto.

6.
Roca que nosotros
forjamos de la dúctil
tierra…

7.
…roca ahora
inexpugnable…

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