No hay nada mejor que estar perdido. Sé que puede resultar confuso. Sé que, de hecho resulta confuso. Cuando estás perdido andas buscando.
No importa demasiado encontrar, importa estar buscando.
El problema quizá es otro, quizá haya que retrotraerse, que es una cosa muy fea.
Hace tiempo tuve mi vida hecha. Todo andaba bien engranado. Todo andaba bien engrasado.
Tuve mi vida hecha justo en el momento preciso.
Esa vida se fue a la mierda.
Recuperarme de ello casi me costó todo. Pero lo hice. Hubo bajas, no digo que no, pero lo hice.
Y me sentí… dependiente al mismo tiempo que autosuficiente.
En ese momento me construí entero, de nuevo, de cero, desde la nada más absoluta. Era lo único que sentía que podía hacer. Había más opciones, pero no incluían seguir dando tumbos por aquí.
Quizá fue un error, pero era lo único que podía hacer.
Me sentí un tipo nuevo. No me importaba que fuera mejor o peor: era lo que yo había hecho de mí.
Y ese tipo estaba esperando, escribiendo, componiendo, haciendo fotos de todo. Ese tipo hablaba desde sí mismo.
Porque no sabía hacer otra cosa.
Porque era lo que le habían obligado a hacer.
Ese tipo es enorme, con sus altibajos, pero siempre enorme.
Ese tipo es único, para bien o para mal.
Ese tipo se ha encontrado, pero no ha encontrado su lugar en el mundo.
Sigue buscando. Pero no ha encontrado su lugar en el mundo.
Ese tipo, que soy yo mismo hecho por mí mismo, no tiene prisa.
Va haciendo. Se va definiendo en lo que hace. Está buscando un lugar.
Ese tipo tiene las bases claras. Se fuga en los puntos de fuga.
Está buscando.