¿Dónde estabas, chico psicótico?
Durmiendo, ¿qué pasa?
Regando las flores, que también tienen que comer.
Currando, aprendiendo, perdiendo el tiempo.
De bar en bar, buscando aliento.
Alimentando el cuerpo con rutinas.
Centrando la cabeza con olvido. A veces es bueno reiniciarlo todo.
Andando hacia atrás, para ver alejarse el futuro. El tiempo va demasiado deprisa como para echarle una mano.
Calentándome una pizza en el microondas para deglutirla.
De mano en mano, tomando aliento.
Pero ya pasó, ya estoy de vuelta. ¿Algo nuevo?
Los ojos siempre ven, aunque no quieras. Aunque los cierres. Aunque te olvides de ellos. Aunque quieras que se callen de una vez y para siempre. Siguen viendo. Siguen viéndote, que es lo más preocupante, siguen en medio de todo, por mucho que te empeñes en acallarlos. Los ojos tienen ojos de seguridad que siguen grabando cuando se va la luz, cuando cortas la luz. Los ojos siguen registrando para chivarse luego, y contarte lo que han visto. Los ojos no duermen, no tienen por qué. Testigos bocazas.