Siempre pensé que había un tipo especial de sabiduría en los bares y en los libros. Siempre supe que eso era lo que más me importaba, por encima de todo (conozco lo que estoy diciendo en su justa medida). Hoy he visto Con Air, y no he podido evitar llorar como un niño con un rasguño en la rodillla al ver al neanderthalensis americanus de turno abrazar a su mujer y a su hija al final del bodrio. También lloré, hace un poco más, un par de horas quizá, con El Señor de Los Anillos, cuando Sam se lanza al agua sin saber nadar para seguir a Frodo. Eso me dice que es verdad, que hay un tipo especial de sabiduría tanto en los bares como en los libros. Pero ya no estoy tan seguro de que sea eso lo que yo quiero. Al menos no lo que quiero por encima de todo.
Es extraño, pero me gustaría olvidar. Los libros, los personajes que construyeron mi tiempo. Los bares, los mismos personajes en otra parte. Todo conspira para mostrarme otro estado de cosas. No supe lo que tenía entre manos, porque lo tenía. Tópico. Topo, lugar, utopía, sin lugar. Tópico. Las tres de la mañana y aún espero una llamada prometida para esta semana. Como un idiota, lo sé.
Utópico.
Me pregunto cuánto queda para olvidar a lore. Eso da igual, supongo. Pase lo que pase todo esto habrá terminado entonces. Nuestra historia se mezclará con todas las demás que no supieron cuajar, o no pudieron (no supimos). Quizá saldrá algún día una buena novela de esto, pero es difícil que salga nada. Me gustaría olvidar, si es que en algún momento me he enterado de algo. No creo. Tanto tiempo viviendo un sueño (los sueños no siempre son hermosos, son sueños nada más). Pisé una mina. La mina la puse yo mismo. Y eso no afecta en nada. Suerte, mi niña.
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Deambular es un sentido último, una revelación de los pasos, o meterse en medio del asunto sin ningún fin determinado. Sí, deambular es ponerse a la espera, pretender que algo diga que lo es mientras uno está presente y ver las caras, y las cosas, y todo en armonía consigo mismo (claro, quiero estar en ese punto yo, tener armonía en mis sentidos para ver si se extiende al resto de la vida).
Para ser más fácil es mejor convertirse en difícil. Son las dos de la tarde, y media quizá. No sé que haré con las cosas y con todo lo demás, pero seguramente deambularé, intentando hacer propia la misma coherencia que digo. Intentaré no pensar demasiado, por supuesto, porque eso siempre complica las cosas. Intentaré volverme loco con alguna escena, que me llegué al fondo, para guardarla en algún lugar de dentro y algún día escribirla. Eso haré.