Ella estaba sola, en medio de la gente, escuchando sus cascos. Ella tiene siempre esa propiedad: ella es ella en medio de cualquier parte. Yo no. Yo dependo. Ella no. Ella lo sabe. Nunca entenderé por qué tiene tanta paciencia. Nunca. No lo entenderé jamás, aunque lo admire siempre. Yo no. Yo definitivamente no.
Después, esa noche, me dio un beso, queriéndome siempre, en la cama del hotel. Nunca sabrá lo agradecido que le he estado siempre. Yo se lo diré mil veces, pero para ella no tiene valor alguno. Ella es siempre ella.
Y siempre lo será.