No sé cuándo, no sé cómo. De repente me vi otra vez metido en medio del cuento. Y no sabía cuándo, ni cómo.
Sólo que estaba en medio otra vez.
No tenía ni idea. Cuando me quise dar cuenta, estaba. Miré a mi alrededor, por si aclaraba algo: nada. Simplemente ahí, en el estado de cosas de cuando el estado de cosas. Me giré un momento para ver el sol.
No estaba.
No era un mal intento.
Curiosamente, aunque todas las historias en las que de repente nos podemos ver «en medio» son negativas, siempre queremos estar en alguna de ellas. Desorientados, perdidos, en el tiempo o en el espacio.
Manejados por otras manos, regidos por otras leyes.
Pero, al menos, nos ocurren cosas.
Completamente de acuerdo.
Por cierto, ¿de qué o quién eres avatar?