No, no voy a contarlo todo. ¡Por supuesto que no voy a contarlo todo! Hay cosas que configuran que, sin embargo, deben estar en la sombra, que deben leerse entre líneas, pero no ser explícitas. Seré piadosamente breve en lo visible. Ayer fui a la facultad, después al curro, después estuve leyendo, dando una vuelta por ahí más tarde. Hoy he ido a la facultad, he tenido una conversación en la cafetería, he quedado para otro día. Escribo esto y luego me iré a currar. Y luego al Baibén, a seguir con el lío. Una parcela de mí se pudre y me muero de dolor. Otra ama y no puede y me muero brutalmente de dolor. Pero hay otra, diminuta y enquistada en las otras, que sonríe. Pase lo que pase y lo que pueda pasar en el futuro, sonríe. Se llevan bien la que ama y la diminuta, forman alianza contra la que se pudre. Y la que ama confía en exceso en la diminuta, pero son sólo ecos de otras guerras mayores. O quizá no.