Ayer estuve probando el nuevo pedal en el salón. Cinco horas que volaron en minutos. No me enteré de nada. Empecé a probar a las seis y cinco minutos después eran ya las once de la noche.
Qué rabia me da que el tiempo funcione así. Necesito que vuelen todas esas horas que estoy haciendo algo que no quiero hacer sólo por aplazar el momento en el que terminaré viviendo bajo un puente.
Estuve viendo un doculamida de ojete de M-Clan y luego una entrevista a Santiago Campillo, dándole vueltas estoy todavía. Lo malo de un grupo es que lo es y no se puede ir en cinco direcciones distintas y si el grupo tiene éxito hay mucho en juego. Tiene que ser complicado.
También terminé de ver La dama del lago y meh. Tampoco es que hubiera podido competir con el pedal en cualquier caso, pero nada digno de atención más allá de un par de cositas que no justifican las ocho horas.
¿Así va a ser esto? Pues no lo creo, pero probemos.