Hacía mucho tiempo que no me sentía tan bien como el sábado. Estuve toda la mañana componiendo, mirando la lluvia por la ventana con un poleo, escuchando los temas, buscando melodías, anotando las ideas. Estuve toda la tarde escribiendo una historia que me surgió en el proceso de la mañana.
Son curiosos esos momentos en los que los objetos se convierten en herramientas. Adoré el micro, el portátil, el altavoz, los cascos. Adoré hasta la taza del poleo. Cuando nacen cosas todo se impregna de ellas, incluso el salón vibraba con una magia especial demasiado tiempo ausente. Fui feliz y esa felicidad perdura aun hoy.