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el concepto

Claro, técnicamente no somos parte de la congregación galáctica. Eso requeriría unos mínimos básicos que no cumplimos ni de lejos. Nos dejan asistir a los concilios porque todavía no saben muy bien que hacer con nosotros y porque, bueno… nos presentamos directamente en uno. Nosotros por aquel entonces no sabíamos nada del concilio ni de los requisitos, ¡de hecho ni siquiera sabíamos que no estábamos solos en este hipermercado galáctico!

Después del jaleo inicial, tras entender que algo tenían que hacer y del estrés de configurar y enchufarnos a un multilenguaje, nos comentaron que en sus cálculos más optimistas nos quedaban entre tres y cuatro mil años para acercarnos un poco a cumplir algunos de ellos. Lo optimista, parece ser, estribaba no tanto en el tiempo en sí como en que no pensaban que fuésemos capaces de no matarnos entre tanto. Nos lo comentaron cuidando mucho la etiqueta y se sorprendieron cuando les respondimos, igual de educados, que nosotros mismos no estabamos seguros de ser capaces de no autoextinguirnos en un par de décadas, lustro arriba o abajo.

Así que la cosa fue algo así como que sucedió que este tipo, Jonás Parra, nacido en Albacete, España, después de una serie de ruindades que generaron una bolsa de improbabilidad alrededor de los cuatro hierros con los que aspiraba a ser el primer proyecto privado no empresarial que orbitase la Luna, la nuestra, la que da vueltas a La Tierra, apareció en medio de Matrón 5, terreno neutral de la congregación, y empezó a morirse en medio de un tremendo ruido de radio pidiendo auxilio.

Demasiado para gente tan civilizada.


Y parece ser que hay algunas cosas básicas que, de momento, son algo así como interespecies. Una de ellas es que cuando no sabes si vas a comer mañana estás tan preocupado por saberlo que no le prestas mucha atención a nada más. Tiene un corolario: cuando tienes asegurada la comida de mañana y la de pasado mañana te queda mucho tiempo libre para pensar en otras cosas. Así es como yo me explico que ciertos sectores se convencieran de que la humanidad era la especie elegida. No empezó siendo algo que nadie se tomase muy en serio, desde luego, lo hizo más bien como un rumor que iba de conversación en conversación. "Fíjate en esta gente, ¿cómo es posible que con este nivel de tecnología hayan sido capaces de un logro tan tremendo?", "quizá ellos tienen alguna clave acerca de qué va todo esto".

Sobre eso nos echaba una mano enorme el estado de la congregación después de bastantes milenios de convivencia pacífica. Tenía que ser pacífica, claro, porque era uno de los requisitos. Eso tiene su truco. Es una especie de ecuación: si la agresividad de una especie con ella misma y con su entorno tiende a infinito las posibilidades de que consiga expandirse antes de destruirse a sí misma tienden a cero. Hay un montón de puntos intermedios, pero el coste de la expansión es tan grande que, al final, esa gradación tiende a producir el mismo resultado: autodestrucción. Al final sólo los que aprendían a colaborar y enterraban la agresividad conseguían salir del punto-embudo crítico de la expansión.

Eso no se comprende del todo si no consideramos una de las principales e indiscutibles políticas de la congregación: la no intervención. Una vez que entrabas dentro te beneficiabas de la tecnología acumulada durante milenios, pero hasta que superabas los requisitos dependías sólo de ti mismo con ellos de testigos. Nuestro amigable amontonamiento de civilizaciones tiene un enorme cementerio fielmente registrado. Hasta hoy no he conseguido percibir en ellos ningún remordimiento por eso.

La cosa es que, sobre eso de la mano enorme, se aburrían bastante. No ibas a encontrártelo en los informes, por supuesto, pero ahí estaba. La paz es otra de esas cosas, junto con tener asegurados los recursos básicos, que deja un montón de tiempo libre, y a pesar de los esfuerzos titánicos estimulados por el ocio no había especie que hubiera encontrado algo así como el sentido de estar vivos frente a, por ejemplo, ser un planetoide obtuso de roca orbitando obtusamente a otro. La conjunción de tiempo libre más falta de sentido puede resultar devastadora si no hay nada que lo reconduzca.

Así que nosotros, con un Jonás Parra que estaba vivo porque los planes de sabotear su nave condujeron al mayor viaje que podíamos haber soñado, de repente parecíamos la clave para comprender qué estaban haciendo, qué hacían en medio de un universo que se difumina a si mismo dispersándose a una velocidad endiablada. Al fin y al cabo, toda velocidad parece enloquecida cuando no existe un pedal de freno.

Demasiado para gente tan despreocupada.


Casi todo esto me lo estoy inventando, pero es una hipótesis de trabajo ad hoc. Es cierto que cada vez más secciones de la congregación se reúnen en la teoría de que la humanidad es la especie elegida, pero si lo pienso un poco todo el tiempo que llevan conviviendo con la cooperación debe haberles dado herramientas que yo no soy capaz de ver para reconciliarse con ciertas ideas. Si no lo consiguen es cosa suya, no mía. Eso está mucho más allá de lo que puedo comprender. Si deciden algo sobre cosas que no puedo ver no tengo ningún derecho a discutirles nada. A veces me acusan de "humanista", pero no conozco otro modo de aproximarme a la realidad. No es que decida pensar como un humano, es que soy uno.

Seguimos sin tener formalmente estatus de miembro asociado, tampoco lo necesitamos. Acabamos de conseguir que se apruebe una normativa para darle a la humanidad acceso a las bases de datos. No tendremos profesores, estamos forzados a desentrañar sus secretos nosotros mismos, pero nos vamos a ahorrar un montón de palos de ciego, un montón de tiempo delante de un monitor devanándonos los sesos.

Si me preguntan directamente, y espero que no lo hagan, vamos a llevarlos a todos al desastre. Seguro. No preveo otro resultado.

Pero yo no soy tan grande como ellos. La humanidad agoniza en un planeta moribundo que nos hemos cargado nosotros mismos. Los que mueren y morirán son los míos. Quizá dentro de quinientos o mil años no quede más que el vacío, soy consciente. Pero todos esos años serán todos los que tendremos.

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