# perdiendo.org/museodemetralla

entraron en mi cabeza (201) | libros (20) | me lo llevo puesto (7) | pelis (2) | Renta básica (9) | series (6) | escasez (2) | frikeando (94) | arduino (1) | autoreferencial (11) | bici (1) | esperanto (4) | eve online (3) | git (2) | GNU/linux (4) | markdown (7) | nexus7 (2) | python (7) | raspberry pi (3) | vim (1) | wordpress (1) | zatchtronics (3) | hago (751) | canciones (153) | borradores (7) | cover (42) | el extremo inútil de la escoba (2) | elec (1) | GRACO (2) | guitarlele (11) | ruiditos (11) | Solenoide (1) | fotos (37) | nanowrimo (3) | novela (26) | criaturas del pantano (5) | el año que no follamos (12) | huim (5) | rehab (4) | poemas (352) | Anclajes (15) | andando (3) | B.A.R (7) | Canción de cuna para un borracho (38) | Cercos vacíos (37) | Cien puentes en la cabeza (7) | Conejo azul (6) | Contenido del juego (5) | De tiendas (3) | del pantano (3) | Destrozos (2) | Epilogo (4) | Fuegos de artificio (5) | Imposible rescate (15) | Jugando a rojo (7) | Libro del desencuentro (2) | Lo que sé de Marte (11) | Los cuentos (21) | Montaje del juego (5) | Orden de salida (4) | palitos (31) | Piernas abiertas (7) | Poemas medianos (12) | Privado de sueño (7) | rasguemas (5) | Tanto para nada (17) | Todo a 100 (2) | Uno (4) | relatos (96) | anatemas (9) | orbital (2) | prompts (8) | vindicaciones (103) | perdiendo (1.685) | atranques (1) |

de museos, metrallas y perder

Tengo una fritilla de calabaza customizada al fuego. No soy cocinero, pero de algún modo me gusta cocinar y probar cosas. No siempre salen bien, pero qué lo hace.

Tengo cierto tipo de suerte. Ese tipo que te hace vivir más o menos como quieres, sin entrar o salir en preguntarme si lo que quiero es lo que me conviene. No vivo como querría, por supuesto, pero sí como quiero dentro de lo que puedo permitirme. Eso me lleva a preguntarme si vivir solo, poder pagar el alquiler y proporcionarme lo básico (el pan y ajo, la carne la fruta y el pescado) es algo que debería ser tan raro. Me pregunto por qué, en un mundo tan rico, es de hecho tan caro. Yo tengo muy claras las respuestas, otro tema es que quiera dejarlas aquí.

Tengo cierto tipo de suerte, carezco de otros. La mayor suerte, dentro de lo malo, es caerme bien. Cómo si no pasar tanto tiempo solo. Cómo si no afrontar una novela, las canciones, los poemas, confrontaciones en las que me estoy cuestionando a mí mismo a plena potencia, preguntándome todo el tiempo qué pienso de todo esto. Me imagino mi vida si no pudiera pasar un rato conmigo mismo sin tirar fuerte de la cadena y sería una completa mierda. Hay cosas que no soporto de mí mismo, por supuesto, y otras que me siguen fascinando. Para las primeras siempre hay un trato. Para las segundas un no preguntarse demasiado.

Pensar está sobrevalorado. Hacer es lo que importa.

He limpiado un poco la casa mientras había luz. Ya no es la zona catastrófica en la que me gustaba vivir hace algún tiempo, pero aún así a veces tengo ligeras regresiones. Vuelvo a ser un poco el que era. Cuando recompongo un poco la situación me doy una vuelta, paso del salón al baño la cocina y el dormitorio. Recuerdo lo que ha sucedido todo este tiempo, dónde hice qué. No puedo evitar sentirme bien por ello. Pensar está sobrevalorado, aunque estés pensando en lo que has hecho.

Lo que quiero decir es que el otro día tenía la lavadora tumbada sobre un costado y hurgaba dentro buscando una fuga del sistema de desagüe, y al ver la bomba de agua pensé que sería sencillo cambiarla si algún día se jode. También comprendí por qué la válvula de admisión que cambié hace cinco o seis años no está funcionando correctamente para la secadora. Vi todo clarísimo por la cantidad de horas que me he tirado trasteando con el arduino. Ayer arreglé una puertana corredera que estaba descentrada para tener un invierno más calentito aquí dentro. Antes de empezar no tenía ni idea, al rato tenía la hoja desmontada y arreglé una rueda estropeada debajo.

Lo que estoy diciendo es que hacer es la forma más inmediata de comprender, y que pensar a veces funciona como una noria sin río. No se atasca, pero tampoco lleva a ninguna parte. Tengo ese tipo de suerte. No es fácil vivir con ella muchas veces, pero ahí está. La victoria está sobrevalorada porque perder es lo que queda siempre. Cuanto antes comprendes antes dejas de preguntar lo que no lleva a ninguna parte y te dedicas a otra cosa.

¿Funciona, merece la pena? Y yo qué sé. Lo que siento mientras hurgo en la lavadora no es lo que pienso después que sentí al hacerlo. Es eso, esa dicotomía, esos dos yo que coexisten en planos diferentes que si se dan la mano no me dejan saberlo, lo que es necesario controlar, y si no puedes equilibrar, y si no puedes cerrar cuanto antes para pasar a otra cosa.

Madre mía, qué difícil es sacarlo con lo fácil que es golpearlo hasta que cae.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.