https://www.youtube.com/watch?v=pXhKWWCCdk8
Pues ahí estaba esta mañana, caminando por mi octavo o noveno kilómetro cuando saltó un «I can’t help falling in love with you» que no me esperaba —pero debería— dentro de la banda sonora de Blade Runner 2049.
Y de repente rompí a llorar, a lo burro. De alegría, de forma incontrolable. Fue llegar a lo de «some things are meant to be» y reventé. No estaba pensando en nada, sólo estaba caminando buscando en ello un ratico de estado de flujo, pero se metió por medio la canción.
Se me ocurren dos cosas. Una que llevo algún tiempo sin tener una relación muy constante con mis emociones. Excepto el enfado, esa sí que la saco de cuando en cuando. Supongo que es más fácil lidiar con una emoción que parece que aumenta tu seguridad —he dicho parece— en vez de mostrar fragilidad como las demás.
La función de las emociones, creo, es la de hacer de marcadores de situaciones y estados. Lo que nos afecta permanece, lo demás es el runrun cotidiano. Reconocemos situaciones y estados parecidos porque la alarma de nuestras emociones salta, explota, y percibimos especial lo que nos está sucediendo en un momento dado.
Por otra parte estamos diseñados para manejarnos con ellas, y nos mola. He arrancado el llorera tour metiéndome en en el coche, poniendo la canción en bucle, cantando las estrofas una y otra vez y llorado ríos enteros mientras me sentía cada vez mejor.
La otra que me ronda es que yo ya conocía hace al menos diez años el desenlace a lo que estaba pasando en mi boca. Yo ya sabía que todo esto iba a pasar, pero me aterrorizaba el hecho de tener que pasar por ello. Y supongo —pero no sé— que eso de «some things are meant to be» así, con todo el rollo emotivo —rompebragas sin esconderse lo más mínimo, pero eficaz en lo emotivo— me pilló en mitad de la entrada al estado de flujo, sin ninguna defensa activada, y me partió por la mitad.
En cualquier caso me alegro de que haya sido así. Me siento inmenso.