Ocho horas y media de curro, una siesta de una hora, dos horas de caminata, una hora de juego, lectura o cualquier otra cosa y el día está acabado. I do not want to set the world on fire.
Pero ganas no me faltan.
| uno | canciones | poemas | relatos | fotos | vindicaciones |perdiendo | temporada XXII
Ocho horas y media de curro, una siesta de una hora, dos horas de caminata, una hora de juego, lectura o cualquier otra cosa y el día está acabado. I do not want to set the world on fire.
Pero ganas no me faltan.
A cierta gente le interesa polarizar por la ventaja del semáforo frente a la paleta de colores.
La realidad tiene muchos tonos, pero cuando consigues que la cosa se convierta en algo entre tu enemigo o tú sólo tienen que gritarte ¡el otro ha elegido rojo, ha elegido rojo! para que tú vayas corriendo hacia el verde.
No seas como la gente. No seas como esa gente. Date un rato para considerar las cosas.
Que tu mente no sea gregaria.
Imagínatela viviendo en el monte, alimentándose de bayas, bañándose en el río, limpiando la ropa golpeándola contra piedras, tomando un café calentito al caer la noche viendo la luz de la luna iluminar los árboles.
Me esperaba en la escalinata del fondo. Decidí pasar de largo porque nunca me ha gustado escalinata como palabra de uso cotidiano.
Me pregunto si escribir cada día es como caminar cada día, algo que necesitas para ser más elástico. Lo jodido es que es duro leer estupideces constantes de uno mismo. Dibujo como el culo, pero no me importa estar horas improvisando caras en un papel. Después miro el resultado y me río. Sin embargo, escribiendo, leo después y me entran ganas de no volver a juntar dos letras nunca más.
Y no entiendo la diferencia.