# perdiendo.org/museodemetralla

entraron en mi cabeza (201) | libros (20) | me lo llevo puesto (7) | pelis (2) | Renta básica (9) | series (6) | escasez (2) | frikeando (94) | arduino (1) | autoreferencial (11) | bici (1) | esperanto (4) | eve online (3) | git (2) | GNU/linux (4) | markdown (7) | nexus7 (2) | python (7) | raspberry pi (3) | vim (1) | wordpress (1) | zatchtronics (3) | hago (759) | canciones (157) | borradores (7) | cover (42) | el extremo inútil de la escoba (2) | elec (1) | GRACO (2) | guitarlele (11) | ruiditos (11) | Solenoide (1) | fotos (37) | nanowrimo (3) | novela (26) | criaturas del pantano (5) | el año que no follamos (12) | huim (5) | rehab (4) | poemas (356) | Anclajes (15) | andando (3) | B.A.R (7) | Canción de cuna para un borracho (38) | Cercos vacíos (37) | Cien puentes en la cabeza (7) | Conejo azul (6) | Contenido del juego (5) | De tiendas (3) | del pantano (3) | Destrozos (2) | Epilogo (4) | Fuegos de artificio (5) | Imposible rescate (15) | Jugando a rojo (7) | Libro del desencuentro (2) | Lo que sé de Marte (11) | Los cuentos (21) | Montaje del juego (5) | Orden de salida (4) | palitos (31) | Piernas abiertas (7) | Poemas medianos (12) | Privado de sueño (7) | rasguemas (5) | Tanto para nada (17) | Todo a 100 (2) | Uno (4) | relatos (96) | anatemas (9) | orbital (2) | prompts (8) | vindicaciones (103) | perdiendo (1.703) | atranques (1) |

teletrabajo

la ofi

Bueno, no es el punto desde donde trabajo pero es lo que veo desde donde lo hago.

Llevo desde mediados de marzo teletrabajando. La verdad es que hace un montón de tiempo, aunque ha pasado sin darme cuenta. Entre la novedad de no ir a la oficina, el rollo de la boca (ocho meses desnudito ahí dentro) y vigilar la cantidad de trabajo para ver si es viable seguir así no ha habido mucho tiempo para relajarse y dejarse aburrir. Lo peor de esas cosas es que la mayor parte de las veces sólo tenemos tiempo y visión para disfrutar de una situación cuando termina. Eso es jodido, ser un eterno capitan a posteriori de tu propia vida.

Cuando estás inmerso en una situación no puedes hacerte un poleo, sentarte en un sillón de orejas y mirarla desde fuera para paladearla. Estás tan dentro que todo es lo inmediato, nada más. Ahora que se está terminando es cuando miro un poco más, con nostalgia. Echaré de menos utilizar los huecos para pequeñas tonterías, limpiezas, poemas, dibujos. Me gustará volver a estar con gente, saludar, escuchar cosas de otros. Echaré de menos la sensación de libertad de no estar anclado a una oficina ganándome el pan, el ajo y el pescado 8 horas al día cinco días a la semana para el resto de mi vida.

Con suerte.

lo que sé de marte

Me preocupa no ser capaz de escribir nada, por supuesto, pero lo que más me preocupa es no disfrutar haciéndolo. Y no lo hago. Hace mucho tiempo que no lo hago cuando me pongo a escribir una novela.

Es una estupidez horrible que no puedo evitar, pero creo que no escribo poesía y no compongo canciones porque hay algo absurdo en lo fácil que me resulta. No digo que haga cosas buenas, digo que hago cosas y que me es fácil hacerlo. No intento decir nada de mí capacidad o de la calidad de lo que hago.

Cuando cojo la guitarra me limito a toquetear notas hasta que un ciclo se me pega. Lo repito unas decenas de veces y empieza a salir una melodía, lo agarro un poco más y empiezo a escribir la letra. De algún modo que no comprendo demasiado eso me lleva a un estribillo que siempre sale. Cuando quiero darme cuenta ya está hecho.

Al escribir un poema juego con palabras diciendo tonterías hasta que, de pronto, aparece un motivo que se escribe solo. La cosa dura un rato y cuando acaba he terminado.

Con la novela, sin embargo, no puedo hacer más que bufar y salir a la terraza, escribir unas líneas que me parecen basura, editarlas hasta que parecen algo, salir de nuevo a la terraza para volver a bufar.

La vida no es fácil. Sin embargo, la vida debería serlo. Lo que fluye natural es sincero porque no está cortado por intenciones. Una canción habla de mí porque no tiene demasiados filtros, un poema lo mismo. Los filtros que se aplican son los que me definen, y por ello hablan de mí tanto como lo que no digo. Escribir una novela, sin embargo, es de todo menos natural para mí.

¿Por qué cojones me empeño, qué hay ahí tan importante, qué me tiene tan enganchado a un ordenador en el que consigo de forma épica escribir un par de frases al día? Un par de frases es a una novela como un grano de arena a la playa o una gota de agua al océano. Es imposible hacer un proyecto coherente a base de granos de arena, a base de gotas de agua. Es más un transcurrir que hablará de lo que le dé la gana, de lo que subyace, pero no de lo que yo quiero construir con ello.

Odio estar frustrado casi tanto como estar enganchado.

De vez en cuando escribo una canción o un poema, lo empiezo y lo termino en un rato y me siento feliz. Es algo que fluye y me destroza porque me frustra por comparación mientras, al mismo tiempo, me reconforta y me reconcilia con la cosa esta de escribir. No debería ser dolor. Si es dolor no es nada. Si no es nada por qué le doy tanta importancia.

lo suficiente

Trampas para moscas que no funcionan (N. del T.)

Me pregunto qué hace la gente cuando deja de tener un margen. Me he pasado media vida pensando que conseguiría ciertas cosas más adelante, y eso siempre ha sido una ayuda a la hora de soportar las condiciones de un trabajo de mierder o de una falta endémica de pasta, pero… ¿qué sucede cuando ya no tienes un más adelante en el que todo tenga alguna, aunque remotísima, oportunidad de mejorar, si sabes que todo lo que queda ha quedado para el ahora, cuando ya no tienes un mañana al que desplazar lo que deseas y no eres?

Estuve en el pueblo de mi madre este fin de semana montando unos cajones de Ikea con Carol, viendo a mis tíos y la reforma que le han hecho a la casa y recordando cosas de hace eones. Mucha vida que ha ido quedando desperdigada por todas partes.

¿Cómo es ser un jubilado en un pueblo, qué esperas? Uno de mis tíos tiene síntomas evidentes de pinzaperdismo —aunque los ha tenido siempre nunca de un modo tan histriónico— y me pregunto cómo lleva lo de estar allí. Qué imagina. ¿Quizá es que cuanto menos va quedando por delante más importancia le das a lo de atrás? Pero eso tiene peligro, porque aquel no es un lugar al que llegar, es el lugar del que vienes. No sirve como ilusión (¿o no todavía pero llegará un momento en el que sí?). ¿Cuál es el soporte que cimenta el día a día?

No tengo ni idea. Y tampoco confianza suficiente como para preguntárselo.

Es cierto que cada vez mi pasado va ocupando más espacio, tengo pedazos de mí en muchos sitios y de cuando en cuando me gusta echar la vista atrás y recordar momentos felices. Me gusta que mi cabeza sea eficaz en eso. Como ahora mismo me siento bien supongo que eso hace que no los recuerde con dolor, nostalgia dura o necesidad y que tampoco suela recordar momentos desastrosos. No tengo tendencia a ir a esas líneas. ¿Será capaz todo eso, algún día, de serlo todo?, ¿será suficiente? ¿Completaré y cerraré ese mundo completo y me meteré dentro? ¿Seré eso?