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vim para escribir

Por qué.

Tarde o temprano me tocaba mirar esto de Vim. No hay nada que ahora mismo me falte en atom, pero parece que todo te lleva a Vim o a emacs, y escribir desde el propio terminal… tiene su cosa. Creo sinceramente que puede ser de mucha utilidad. Pero Vim no se parece a nada que haya visto antes, así que hay que ir despacio comprendiendo lo que vas viendo.

Vim es un editor modal, lo que quiere decir que tiene modos. El modo en el que arranca es el general, en el que puedes introducir comandos y utilizar las teclas para la edición del texto. Si presionas «i» entras en el modo insertar, en el que escribes como en cualquier otro editor. Con escape vuelves al general, y si presionas la «v» entras en el editor visual para seleccionar texto.

Así, de principio, ya una locura. Todavía no sé hacer muchas cosas, pero sí algunas.

Instalando.

Lo primero de todo es instalarlo, si no lo tienes ya instalado en tu distribución de linux. Para debian

$ sudo apt-get install vim

Se abre con $ vim, y la versión gráfica con $ gvim.

Lo básico.

Después es conveniente hacer el tutorial

$ vimtutor

Ahí aprenderemos, o lloraremos, algunos de los siguientes comandos básicos de Vim en el modo general.

h – izquierda
l – derecha
j – arriba
k – abajo
x – borrar la letra del cursor
dw – borrar palabra
d$ – borrar el resto de la frase
dd – borrar una linea, queda almacenada en el buffer
p – pegar esa linea
ndd – borrar n lineas
i – modo insertar
ESC – modo normal
:q! – forzar salida
:wq – salir guardando
u – deshacer el último mandato
U – deshacer una linea entera
CTROL-R – rehacer
r + letra – sustituye la letra por la nueva
R – abre reemplazar para reemplazar texto de una frase.
cw – borra el resto de la palabra y abre insertar para escribir
/ – para buscar hacia abajo
? – para buscar hacia arriba
n – siguiente ocurrencia de una búsqueda
% – busca el paréntesis al que corresponde otro inicial
:s/nuevo/viejo/ – la ocurrencia viejo es cambiada por nuevo
:s/nuevo/viejo/g – todas las ocurrencias de viejo en una línea
:#,#s/viejo/nuevo/g – las ocurrencias entre las líneas # y #
:#,#s/viejo/nuevo/gc – pide confirmación en cada ocurrencia
:%s/viejo/nuevo/g cambia viejo por nuevo en todo el documento
CTROL-G – muestra la posición del cursor en el fichero
Mayus-G – Mueve el cursor al final del documento
Número + Mayus-G – mueve el cursor a la línea del número.
:!comando – ejecuta un comando (ls, por ejemplo, para ver el directorio)
:w nombre – guarda el fichero con un nombre
:#,# nombre – guarda un fichero con las líneas entre ambos números
:r nombre – añade el contenido del fichero nombre al fichero actual
o – abre una línea bajo la que estamos y se pone en modo insert
O – abre una linea sobre la que estamos y se pone en modo insert
a – añade texto después del cursor.
A – añade texto al final de una línea.

Creo que será mejor enlazar a alguien que lo ha hecho mucho mejor que yo.

Ortografía.

Lo siguiente es el corrector de ortografía. Dentro de Vim:

:set spell spelllang=es

Descargará los archivos del idioma y lo utilizará para la sesión actual, si queremos fijarlo tendremos que abrir (o crear) el archivo de configuración en nuestro home

$ vim ~/.vimrc

y escribir en él

set spell
setlocal spell spelllang=es

Plugins.

Vim no es gonico y no tiene las utilidades que ya me daba atom (también con ellos), pero eso lo podemos solucionar con plugins. Lo primero será instalar un gestor si lo necesitas (yo sí), en mi caso vim-plug porque era el que recomendaba Goyo, un plugin del que hablaré más adelante, y estoy completamente perdido como para juzgar ahora mismo cuál es el mejor o el peor.

$ curl -fLo ~/.vim/autoload/plug.vim --create-dirs \
    https://raw.githubusercontent.com/junegunn/vim-plug/master/plug.vim

(O copiamos plug.vim dentro de la carpeta autoload)
Oks, ahora abrimos de nuevo .vimrc en home y añadimos los plugins

call plug#begin('~/.vim/plugged')

Plug 'https://github.com/junegunn/limelight.vim.git'
Plug 'https://github.com/plasticboy/vim-markdown.git'
Plug 'https://github.com/junegunn/goyo.vim.git'
Plug 'https://github.com/vim-airline/vim-airline.git'
Plug 'https://github.com/reedes/vim-pencil.git'
Plug 'https://github.com/scrooloose/nerdtree.git'
Plug 'https://github.com/xolox/vim-shell'
Plug 'https://github.com/xolox/vim-misc'

" Initialize plugin system
call plug#end()

Las dobles comillas al principio de una linea son el escape para poner un comentario.

Una vez en vim ejecutamos :PlugInstall para instalarlos.

Limelight pone el foco en el párrafo que estamos escribiendo. No sé si es útil o no, pero lo recomendaba el tipo de Goyo. Ideas semejantes en otros proc… editores… en otros programas para trabajar con texto no han terminado convenciéndome, pero instalado queda. Ya lo borraré si no me interesa. Se invoca dentro de Vim con :Limelight.

Vim-Markdown añade un montón de cosas que todavía no utilizo, pero sólo por marcarme el salto de línea y permitirme colapsar bloques de texto para tener un árbol del documento marcado por los # de los encabezados de markdown me lo quedo. Por lo que he visto tiene otro montón de funcionalidades que me van a venir muy bien. No se invoca, actua desde que arrancamos Vim. ¿Por qué? No tengo ni la más remota idea.

Goyo es lo que antes había visto con diferentes nombres como zen. Te centra el texto añadiendo márgenes y elimina las distracciones. Estupendo para escribir de un modo más legible. Se invoca dentro de Vim con :Goyo.

Vim-airline añade funcionalidades a la barra inferior, entre las que están las palabras que llevas escritas, y eso es todo lo que necesito. No se ve cuando activas Goyo, lo que es aún mejor para no sentir la tiranía del número. Este tampoco se invoca, simplemente está.

Vim-pencil hace que Vim ajuste el texto a la pantalla sin partir las palabras por la mitad. Se invoca con :SoftPencil. Hay otras opciones y un :HardPencil, pero a mí me sirve con eso, y lo que hace lo hace justo como quiero.

Nerdtree es otro punto que echaba de menos de atom, que es ver un arbol de los archivos que estoy editando. Lo más probable es que en la novela haya dividido los capítulos en archivos diferentes, con este plugin puedo saltar de uno a otro rápidamente. Se invoca con :NERDtree.

Vim-shell, sólo la utilizo por que con ella gvim tiene un F11 a pantalla realmente completa. Cuando vi las funciones completas me maree.

Vim-misc, lo necesitaba el anterior.

[Creo que necesitaría años para terminar de descubrir y aprender a utilizar lo que estos plugins hacen, más allá de lo que yo necesito que hagan.]

Conclusión.

Ya, es horrible. ¿Pero no es, al mismo tiempo, maravilloso?, ¿no?

No, no lo es. Parece la versión textual de matar moscas a cañonazos.

Vim es una opción a largo plazo, que permite ir aprendiendo poco a poco. Mientras no sea un estorbo, el hecho de poder convertirse en una estupenda herramienta según la vaya descubriendo para mí me es suficiente como incentivo.

En windows 7 lo utilizo desde el bash de git, la carpeta autostart está en /usr/shared/vim.

Nota.

Lo bueno del texto plano es que gran parte de esta entrada está escrita con Vim, pero donde encontraba problemas pasaba Atom y luego volvía a Vim. Ser el dueño de tu archivo y utilizarlo con lo que mejor te vaya en un momento dado no tiene precio. ¿Me quedaré con Atom, iré a Vim? Pues sólo depende de lo que me sea más útil.

Ahora

$ git commit -a -m "vim para escribir"
$ git push

y a Hacknet, del que ya hablaré otro día.

delicioso suicidio en grupo

Hurmaava joukkoitsemurha, 1990. Arto Paasilinna.

[Sin cuentoantes]

Los finlandeses se suicidan un montón, empieza explicando el libro. Por la luz, la apatía que surge de la falta de ella. Una vez que el autor plantea la premisa el entonces protagonista, un empresario acosado por su última bancarrota, se dispone a quitarse la vida de un disparo en la cabeza tras la noche de San Juan. Pero cuando está buscando un buen sitio para hacerlo se encuentra con un militar retirado que está a punto de colgarse de una viga, le grita, este trastabilla, se cuelga. Le salva la vida. Se presentan, el empresario le dice al militar que él estaba allí precisamente por lo mismo y le enseña la pistola para que no queden dudas.

Y deciden contactar con gente que esté en la misma situación. Ponen anuncios en los periódicos y esperan a ver cuánta gente responde. Y responde un montón.

El libro comienza, como dije, con esa premisa de que los finlandeses tienen una cierta tendencia a acabar con su vida antes de que el reloj biológico diga basta, pero en la loca carrera que empieza después no encuentro nada que hable particularmente de ellos en concreto. Y sin embargo sí de un montón de situaciones que se dan en cualquier parte en la que el juego desigual del poder ha metido su mano llena de mierda hasta el fondo. Mujeres maltratadas, personas que han echado toda la leña al asador para sacar adelante un proyecto que ha salido mal, sufriendo el escarnio de todos los demás. Gente atrapada en vidas pequeñas que no tienen ninguna oportunidad de zafarse por falta de pasta, gente con pasta que aún así sigue sin opciones y financian a los demás. Todos en el mismo cepo.

La idea que recorre como un hilo rojo todo el libro es que, de algún modo, hemos organizado todo esto para estar jodidos haciendo lo que había que hacer —aunque nadie sepa quién, nadie sepa por qué—, y el que quiere salir de la noria tiene que pagar un precio del modo que sea o se nos viene abajo todo el asunto.

La novela tiene un tono humorístico en el que no pude entrar en ningún momento, porque el trasfondo es espeluznante. Gente con ideas y sin recursos, gente que sólo tiene recursos que no evitan por sí mismos la cacería. Incluso las situaciones personales que tienen mucho más de irrevocables, como las enfermedades terminales, están influenciadas por la falta de oportunidades. De andar por casa, oportunidades de darse una vuelta, conocer a un par de personas, cambiar el rumbo, disfrutar los días que nos queden.

Aunque sea duro escribirlo, desde el prisma de la novela no importa demasiado si nos quedan tres o cincuenta mil días de vida, lo realmente relevante es qué manojo de opciones tenemos para ocuparlos de una forma libre y completa. No importa lo que tengas, lo que importa es estar jodido con lo que te ha tocado, como todos y cada uno de los demás hacen responsablemente. Estar atrapado en una habitación cerrada no es el problema, y solucionarlo es cosa de cobardes, de gente sin dureza. Lo realmente importante —parece ser en el desfile de personajes que entran a formar parte de la comitiva—, es sufrir. Apechugar con lo que te toca hasta que dejes de respirar.

Y si bien el propósito es lúdico, yo no he podido dejar de sentir terror en cada una de sus páginas. Y no es el sentido explícito del autor, que está haciendo escarnio precisamente de ello, sino el comprobar que las bases de las que se alimenta, el rosario de experiencias personales que necesita para contar este pequeño divertimento, están ahí y son una parte importante de nuestra sociedad, de lo que han construido para nosotros y que nosotros mismos apuntalamos día a día. De cómo no es fácil hacer un cambio sin hacer un salto de fé hacia el vacío, sin red y sin apoyo alguno. Sólo la necesidad como grupo de que no funcione. Porque nada debería hacerlo.

Siempre me ha resultado antipática, por decir algo, la gente que utiliza a los que le rodean para mantenerse en pie, que no aceptan un trabajo en un restaurante de comida rápida cuando lo necesitan porque no es lo que buscan y porque va a demacrarles, a casi aniquilarles por completo. Y aunque eso sigue siendo así porque está inscrito en mis circuitos cerebrales, y aunque yo ya llevo a mis espaldas tanto coste de oportunidad que casi no puedo ni levantarme por las mañanas… realmente no puedo culparles. ¿Qué van a hacer si es la propia política la que les/nos da la espalda, la que ha entendido la vida entroncada en un esfuerzo que nada tiene que ver con nosotros?

Vemos a gente perseverar en sus cosas, muriéndose de hambre y sableando a los que les rodean, y nos sentimos bien. Están en la mierda porque quieren. Mírame a mí, puteado en un esfuerzo que poco tiene que ver conmigo pero con la capacidad de tener mis facturas al día. Mis facturas al día. Me cuesta la misma vida y los únicos que ganan con mi imbecilidad son los que las emiten, que cobran regularmente.

Necesito que caigan porque son la constatación de que no me equivoqué, de que no me he equivocado, de que sigo sin equivocarme cada día en el que no hago más que equivocarme.

De vez en cuando alguno lo consigue, consigue que lo que le da aliento le dé también de vivir. No pasa nada, todo está escrito. Son la excepción que confirma la regla. Tenemos un montón de idiotas más a los que culpar y aplastar por nuestras miserias. Por cada uno que lo consigue hay miles que nos demuestran que nos estamos destrozando del modo adecuado y nos reafirman.

Escribí hace ahora veinte años, en Seis días impresos:

Es lo de siempre es
lo mío
lo tuyo
lo suyo
y lo nuestro,
y de ahí no podemos salir
y nos sentimos bien cómodos en
nuestros dominios porque tenemos
derecho,
que es una cosa muy seria en la
que nos podemos amparar para cometer los
mayores delitos, mucho más importantes
que fumar un porro en la calle
o tocar en un parque. Tengo derecho
a dejarte fuera porque ya
me he puteado bastante para conseguir
esto, firmé sus jodidos papeles y me obliteré
para poder decirte ahora:
eh, tío, no hay ni habrá sitio
para ti en esta parcela de mundo
manchada por mi sudor y mi muerte,
por ella perdí todo lo que era y ahora sólo puedo
decir que soy charcutero y dueño
de este pedazo de universo en el
que tú no cabes porque
aún
no
te
has
puteado
lo
bastante.

exapunks

Hace algunos meses que compré el juego de Zachtronics, pero no lo toqué hasta ayer. En él hace algún tiempo fuíste un hacker informático que ahora está enfermo y tiene que volver a hackear cosas para conseguir dosis de la medicina que… ¿a quién le importa? ¡Puzles! ¡Relacionados, de algún modo, con código!

Jugar exapunks en #!++ me parece poético. Un tipo extraño de, pero poesía al fin y al cabo.

No me dió tiempo más que a hacer el tutorial y un par de las primeras misiones, pero me pareció divertido. Con Zachtronics las mecánicas siempre son parecidas, pero no del todo.

TIS-100 y SHENZHEN I/O son los que tienen una relación más directa con exapunks. SpaceChem y Opus Magnum son algo más visual, en el primero los procesos se dibujan, en el último también aunque después haya que programar el movimiento. Siempre hay una información que entra y tiene que ser procesada para producir un resultado. En TIS una serie de datos, en SHENZHEN voltaje de los sensores, en SpaceChem elementos químicos de las factorías, en Opus Magnum elementos alquímicos.

En TIS has encontrado un ordenador que tiene unos módulos dañados, y tendrás que ir programando en ensamblador para salvar los problemas y saber qué sucedió con tu familiar. En SHENZEN tienes que construir diferentes aparatos utilizando circuitos, componentes electrónicos y escribiendo el código que les hará cumplir los requerimientos. En SpaceChem tienes que crear moleculas a partir de átomos o moléculas más simples. En Opus Magnum tienes que transformar alquímicamente unos elementos en otros. En exapunks modificas mediante virus la información de unos ficheros y desapareces sin dejar rastro.

Pequeñas joyas, no le piden demasiado al ordenador y son divertidos. Y frustrantes. Y agradecidos. En cuanto salga del curro que me da el pan me voy a jugar a que hackeo.

Un Neo de gominola. Bueno, al fin y al cabo es un personaje de una película.