Bocetando:
El problema del desengaño amoroso está contenido en su nombre. Si habéis vivido la circunstancia de tener más de una relación de pareja a lo largo de vuestra vida quizá estéis un poco confusos, es posible que os preguntéis cuál de ellas fue la que os hizo sentir el amor verdadero, o si no fue ninguna, y si fue alguna os preguntaréis también por qué no funcionó al final. Si estáis ahora mismo con alguien pensaréis que es evidentemente esa persona la que os ha llevado de la mano al amor, y si sólo habéis tenido una relación estoy seguro de que tenéis muy claras las cosas, con dos opciones: si es el amor… o si definitivamente no lo es. Pero si habéis tenido más de una relación maravillosa y si todas han embarrancado al final no lo tendréis nada claro. Y entonces quizá os deis cuenta del nombre, “desengaño” amoroso. Se produce un desengaño cuando se sale del error en el que se estaba. Esa es la definición de la RAE, no me invento nada.
Es decir, que en nuestra propia forma de llamar al hecho nos referimos al estar enamorado como un error del que se ha salido. Y bueno, podemos decir que siempre es bueno salir de un error, en cualquier caso.
Sin embargo, aún sabiéndolo, nos lanzamos a por el amor, cuando dice presentarse, con la maleta de nuestro pasado y las alas de nuestras esperanzas de futuro, en realidad lo hacemos como si no nos hubiera pasado ya antes, o al menos no igual que ahora, y como si nunca le hubiéramos conocido de cerca, en primer plano, o soslayando que es un estado de error según el nombre que nosotros mismos le hemos puesto.
Pese a todo, nos lanzamos.
Y eso debe ser porque todos somos poetas, y todos escribimos nuestra vida según va sucediendo en pliegos de servilleta que dejamos en el bar cuando salimos. En este tipo de asuntos todo queda en unos papeles que el tipo que limpia la mesa recoge cuando nos vamos y tira a la basura. Y gracias a eso podemos empezar con las esperanzas intactas de nuevo. Por eso. Pliegos de servilleta.