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restos

Así que salí. Porque era lo que debía. Lo que tenía que ser. Me estaban esperando. De hecho, vinieron a buscarme.

Y nos fuimos al cool, al lugar donde las cosas suceden los fines de semana. Yo estaba tan tranquilo. Tan callado. Tan silencioso. Tomaba los chupitos que me ponían de la cocktelera y no hacía mucho más. No hacía ruido. No llamaba la atención.

Y te acercaste. Me extrañó. En ningún sentido tengo presencia.

Estos se reían mientras tocaba jugar, no se lo esperaban de mí.

Nos fuimos a un parque y retomé el asunto de lo senos, que nunca se debe dejar de lado. Es mejor no hacerlo. Soy bastante torpe, andando el tiempo y después de todo lo que ha sucedido. Antes podía quitar el sujetador con la mano izquierda. Antes. Demasiado lejos. Dos paquetes de Chester en el bolsillo, por si acaso.

Te dije vivo aquí al lado. Me dijiste que preferías los parques. Es curioso, ibas a follar con un tipo en el que no confiabas. No confiabas en ir a mi casa, al menos. Te lo sugerí otra vez. Te dije que estaba de limpieza. Pero preferías seguir dándole duro en el parque, en el césped húmedo.

Y yo grité hasta que me vacié. Grité después un poco más, para no quedarme corto.

Me empeñé y te acompañé a casa. Te dejé en tu portal. Quizá no era tu portal, no entraste, te despediste en la puerta. El mundo está lleno de pervertidos, pero es mejor pensarlo antes de follar en un parque.

Acabo de llegar a casa. Me pregunto qué sentido.
Me pregunto qué.
A la ducha.
Debo desterrar tus restos.
Ha estado bien, supongo. Al menos no ha estado mal.

Follar, lo que es follar, qué bien.
Lo demás qué feo.

antes de

Sentado en el suelo, esperando a Bakunin. Sintiendo que dentro de todo está el dentro de todo. Orujo blanco en el vaso. Acabo de bajar a comprar tabaco para que no falte de nada. Encontré fotos en bolas de L. Como si fuera tan fácil. No estoy del todo mal, porque he estado limpiando.

Limpiar es una mierda.

He estado concretando. Decidiendo lo que quería. Lo que quería para mí.

No he encontrado fotos en bolas de N. Eso hubiera sido imposible.

En cinco minutos me voy. Quizá diez.

Todo está fuera. Eso está bien. Está donde debe.

Sólo pido cinco minutos.

Con tabaco.

Para pensar un rato.

Para quedarme a gusto conmigo mismo.

Después nos vamos.

limpieza

limpieza

Encontrado el etiquetado de todo lo existente en cajas de cartón debajo de mi cama. Fue difícil estar presente, no lo niego, pero también tuvo su intrincado diseño: se mostró: yo estuve en medio: no es complicado adivinar que yo estuve todo el tiempo: no me disgustó del todo.

Rivera era el tipo que me enseñó sus poemas en su despacho de la facultad (puntuaba siempre y sólo con los dos puntos). Le atropellaron mientras volvía a casa en bici, y cometieron la estúpida desfachatez de matarle. Un tipo raro, llevaba más de veinte años terminando su tesis doctoral. No, no estaba aún doctorado. Sus alumnas, solícitas en tiempos de crisis, se quedaron con todos sus gatos. Al menos durante un tiempo. Mientras duró todo aquel duelo. Después no tengo ni idea de lo que fue de los gatos. Nadie dijo nada. Nadie preguntó nada. Todo había pasado. Había escampado.

Estoy empaquetando mi vida en bolsas de plástico del supermercado para tirarlas después en el contenedor. En mi casa todo sucede en dos niveles. En uno está el día a día, las cosas que suceden. En otro está todo lo que ha sucedido, que va acumulando polvo bajo mi cama o en cajas que apilo en cualquier parte. Es curioso, porque cuando lo saco, independientemente de las veces que haya hecho limpieza y haya tirado más de la mitad, siempre ocupan todo el espacio.

Siempre exceden el espacio disponible. Como si todo lo que fue se resistiera a dejar de estar.

Curioso.

He tirado ya más de quince bolsas de plástico: con poemas: con fotos: con cuadros: con relatos: con tus cartas: con las cartas que nunca te envié.

Curioso.

Alguna vez un alma encontró aquella que la completaba. Pero eso no fue cerca de mi casa.

No es tontería hacer limpieza. Lo que me sorprende, y al mismo tiempo no lo hace en absoluto, es que pese a las limpiezas en su contra sigo tirando más cosas de L que de N.

Curioso.

PS: Me doy cuenta de que este blog acaba de cumplir seis años. Cuando me acuerde otra vez ya le regalaré algo.