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tambores de batalla fuera, again

He dejado a Cisneros en su coche, un par de horas antes Goyo se fué. Me quedé sin tabaco y sin combustible, así que baje a por ambos.

Y estamos en fiestas. Sanse está en fiestas.

Tambores de batalla. Todos los bares están cerrados, en los dos primeros abiertos que pedí cambio no tenían. Mientras tanto, recorriendo las calles, tambores de batalla. Doom. Doom.

Me gustaría no tener tanto que hacer y sumergirme en todo este ruido. Gente que pulula, que vive en la excepción de carnaval (ya sé que no es carnaval, son fiestas, pero en las fiestas todo está permitido y la realidad se rompe y las corazas se rompen y todo es más accesible). Me gustaría no tener tanto que hacer y sumergirme. Dar una vuelta. Entrar dentro… ahhh, la tentación es tan grande… y no vive arriba, la tentación está fuera. Piernas, manos, senos, caderas, todo en movimiento. Y en carnaval (fiestas) todo es tan fácil, hay tan poco ya dicho, establecido… Pero no tengo tiempo, y observo un rato sabiendo que es lo que me voy a llevar hoy de la fiesta.

Un sudamericano borracho le dice a otro sudamericano borracho, sentados ambos en un banco, portando los dos como espadas dos yonkilatas, «lo importante es la felicidad, joder» y al intentar golpearse la pierna golpea el aire y se cae al suelo, derrama la lata, el otro se ríe… un montón de gente de entre 16 y 20 años pululan para terminar siempre en el ahorramas para buscar alcóhol, todos tan eternos todavía, tan poca cosa y tanta cosa… Mmm, la tentación es grande. Adentrarme como un espectadoractor en las cosas que suceden y tomar partido y tomar mi parte y estar en medio y estar dentro…

Llegará el fin de semana. Hay flash por hacer a cascoporro. Que no griten cerca de mi puerta. Si gritan cerca no habrá puerta que me impida salir fuera.

No la habrá. La vida, cuando se da, es un bien escaso. Cuando no se da es un bien imposible.

NO quiero perderme esto. Pero debo. Pero no quiero. Que no griten cerca. Todos los cuerpos que están sucediendo ahí fuera viven el único momento del año en el que justificarse no es una necesidad plausible. Todos esos cuerpos y almas que están ahí fuera serán los que me encuentre el fin de semana (me digo) cuando pueda acercarme a ver cómo, lo que nunca debió dejar de ser siempre, existe.

En un ponderado tiempo con fecha de inicio y fecha de caducidad.

En los tiempos que corren, es más que suficiente.

Y dijo el tipo que estaba en mi cabeza: después de un tiempo de estar dentro, de componer y escribir y escribir más y tirar fotos sin sentido, te has vaciado. Debes salir fuera. A donde las cosas suceden. A buscar las cosas que suceden.

Estuve de acuerdo con él. Terminaría lo pendiente y me iría fuera, donde los doom doom del alcohól y el reventar marcasen los ritmos de los nuevos días. Reventar. qué grande. Estallar. Buscar los cuerpos y los hechos de los nuevos tiempos. Fuera. Estallar. Volver al inicio, donde nada estaba escrito.

Allí mismo era.

más mierdas antiguas, que no todo va a ser novedad

  

¿Es lo nuevo sinónimo de novedad? ¿Y lo antiguo sinónimo de antigüedad? Pos yo que sé, oiga.

(Con el despiste lejano de los años, me quedo con «que no puedas dormir», o con «revoloteas», ambas grabadas (y las demás) justo después de componerlas joderlas hacerlas con el único fin de no olvidarlas, por eso las grabaciones están plagaditas de fallos).

Pensamiento noctívoro jrande, jrande, jrande, desde siempre lo importante no es el medio, el medio es anecdótico, lo importante es… tener algo que decir, lo cual ya es bastante suerte, más que bastante:

y a dos kilómetros a mi alrededor se encuentra todo lo que es…
rozo con los dedos el jazmín en el que una vez te pusiste a mear…
pinto tu cara en una mueca envenenada…
porque las horas se van escurriendo, se hinchan de helio y se van al cielo…

(y el dolor el dolor que aún me transe cuando lo escucho en «rubrica de piel contra piel», que cobró tanto protagonismo en la novela, en ese «tendrás 25 o 26 e irás a buscarte en otra parte», lo que justificó una Yuka entera por derecho propio y sin dudas).

cómo pudo existir todo eso. Y cómo contarlo de modo tan sencillo [esto ya suena a autobombo, pero juro -si aún puedo hacerlo- que no lo es]).

Lo que nos lleva al viejo dilema. Bueno, viejo en mi cabeza, no sé fuera (aunque en el fondo es todo lo mismo, una misma coda que se repite). ¿Tienes que joderte la vida por haber vivido (cosas tristes, evidentemente, si no no hay pregunta)? Nivel de grietas, supongo. Nivel de grietas. ¿En cuánto se empobrecería mi percepción (rollo vino, aludo, salid de aquí, que esto va de rollo vino, vino rosado con coca light porque no había mahou decente) si no hubiera vivido lo que he vivido? (Una coda que se repite, ¿no la oyes?). Es que no soy lo que he sido (añado, tarde, ¿?). Es que… ¿debo arrepentirme por haber estado donde he estado?

Pos no. Todo eso me hace. Me hizo. Me construye. El dolor comparte realidad con el placer (la felicidad). Pero con la felicidad no tenemos dudas sobre si incluirla o no. Simplemente, hacemos que esté. Está por derecho propio. (Una coda que se repite, de forma cansina, en todo lo que sucede).

lo otro

Ese incómodo pedazo de tierra en la tierra.

Andábamos medio locos, haciendo un poco de todo y de poco un todo, y a veces haciendo que un poco lo fuera todo y viceversa. Es un poco ininteligible, pero estar vivo anda por ahí, supongo. Medio locos con esta historia, dando vueltas, visitando castillos con coches imposibles que se portan como dioses, a veces, y otras rumiando estilos visuales que consiguieran decir algo. Sobre algo. Vigilando, al menos yo, el apremio de salvarme. De hacer algo. Llevo años perdiendo el tiempo entre unas ideas idiotas y otras. Nunca fueron idiotas. Perdiendo el tiempo y el esfuerzo, por supuesto. El dinero no se pierde, el dinero cambia de manos, pide descartarse, pide mus constantemente. Haciendo fotos. Haciendo canciones. Haciendo cabeceras en flash, css depurados, html discretos, novelas, poemas, relatos breves. Un poco de todo.

Porque hay un fondo que pugna por salir y sale por cualquier parte, como si lo reventases entre las dos manos en vez de mimarlo para que fuera tomando forma poco a poco. Como si fuera posible sacarlo poco a poco. Espero que sea eso lo que anda por ahí: salvarse. Encontrar la salvación.

Muchas veces me he preguntado, ¿la salvación a qué? A los desayunos, respondo, a las tardes viendo la tele en el sofá, a las pautas (naces, mueres, compras un coche, compras una casa, te casas, crías, compras una casa más grande, envejeces y te mueres con la satisfacción del deber cumplido y tus nietos en el regazo). Contra eso va la salvación, pero con eso. Uno quiere cumplir las pautas, porque la mente lo exige (me la suda si es la educación o su padre la que habla), pero sin renunciar a lo otro.

Y siempre la noche.

¿Y qué es lo otro? Eso es más difícil de explicar. Lo otro es eso que pugna. Que revienta y sale por todas partes.

Por todas partes no.

Por todas las fisuras, más bien.

(La realidad no puede mantener su simplicidad y se agrieta, y es por esas grietas por donde lo otro quiere salir. Alguien se muere, alguien deja de estar, estás a punto de tener un accidente, o yo qué sé, y ahí está lo otro encontrando fisuras por las que salir a la calle a ver la noche que se expande. La realidad es simple cuando todo va bien, cuando nada se cuestiona. Al primer golpe de efecto, la realidad se resquebraja.

Te encuentras en tu cosa cómoda, con tus útiles cómodos, pensando que todo está bien. Y en un solo gesto, de repente, todo se descoloca, todo se excentra. Hablando sobre Bakunin no es más que la historia de un centro excentrado, de un centro imposible, de un centro que nunca existió pero que se representó a sí mismo como si existiera, la historia de una tortura, una tortura mental pertrechada por mí mismo contra mí mismo, suena a tontuna, pero es la verdad. Yo seguía tomando cañas y echando polvos y fumando sin dejar de reírme todo el rato -no es raro realmente, anticuario es un personaje que desde hace años no existe más que aquí, e incluso según algunos quizá nunca existió-, pero me estaba golpeando con la imposibilidad de la mentira que se construye de forma imparable sobre sí misma porque es mucho más agradable que la verdad).

Esa es la lucha, el mito, el último enemigo, el quid y el nirvana, o el apagón y el renacer, o el qué sé yo que no tengo ni idea. Esa y no otra: evitar ese tipo particular de mentira que se construye de forma imparable sobre sí misma porque es mucho más agradable que la verdad.

No está mal. Meses después de terminar la novela he conseguido entenderla. Espero que sea comprensible, porque ni puedo ni quiero volver ahí para reescribirla. Escapé de esa mentira, y ya es tarde para recrearla, para hacer de ella de nuevo parte de mi casa.