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retiro

Cuando un cantautor (por ejemplo) ha acumulado suficientes vivencias necesita estar solo. Necesita tiempo en compañía de la guitarra, componer. Decir, porque tiene que.

Pero cuando ha terminado, cuando todo lo que se tenía que decir ha sido dicho, ya no necesita la soledad.

Es más, detesta la soledad.

Necesita cerveza en dosis ilimitadas, noches perdiendo el norte, cerrando bares. Necesita vivir lo que no ha vivido estando solo, recreando lo sido. Necesita público, espectadores. Necesita, una vez germinada la voz, hacer sonar la historia en la madera tratada de la guitarra. La historia ha sido apresada en dosis individuales. La historia se ha escrito y va a reproducirse a sí misma una y otra vez. La historia ha tomado cuerpo, se ha fijado y ha dejado de ser devenir. No es algo muerto, es algo diferente. Es algo que se reescribe sobre sí mismo una y otra vez, sin perder el ritmo.

Cuando un cantautor ha terminado de decir lo que tenía que decir, se ha quedado vacío. Sólo puede hacer dos cosas: recrear sus puzles o desbarrar la vida de nuevo, acumulando vivencias para el próximo retiro.

horarios

Otra vez igual, esto ya me suena demasiado. Ayer estuve tocando la guitarra hasta las cuatro de la mañana (sin cantar, tocando bajito, sólo por mover los dedos), y hoy es de nuevo la una y veinte del mediodía. La luz del sol ya está cansada de estar llenando las calles. Tiene menos ímpetu que a primera hora de la mañana.

¿Cómo era el mundo a las nueve de la mañana? No lo recuerdo.

Con un café, un cigarro, y las prisas. Siempre las prisas hasta llegar al curro. El tiempo pasa rápido, se acelera en estos cuarenta minutos. Luego se ralentiza. Luego salgo del trabajo y de nuevo se acelera. Camino hasta llegar a casa y ya casi son las once de la noche. Cena y té. Mucho más tarde. Guitarra, poemas, relatos o novela. Mucho más tarde aún. Leer un rato y ya son las cuatro.

Y a las cuatro de la mañana la noche es preciosa, fresca, aquiescente. Me mece y me duermo en ella.

concierto piloto

Bueno, pues en nueva dinámica, ensayando las canciones, haciendo (por primera vez en todo el año, ¡de lo que sirve centrar unos temas para un concierto!) arreglos.

Y pensando en hacer un concierto piloto en casa, el viernes, con alfombras, velas e incienso y quince o veinte personas (mitad y mitad en conocimiento de los temas, para ver cómo funcionan), cervezas y lo que se tercie, ceniceros y todo grabado (público, guitarra y voz) en un cd.

Graaande.