# perdiendo.org/museodemetralla

entraron en mi cabeza (201) | libros (20) | me lo llevo puesto (7) | pelis (2) | Renta básica (9) | series (6) | escasez (2) | frikeando (94) | arduino (1) | autoreferencial (11) | bici (1) | esperanto (4) | eve online (3) | git (2) | GNU/linux (4) | markdown (7) | nexus7 (2) | python (7) | raspberry pi (3) | vim (1) | wordpress (1) | zatchtronics (3) | hago (760) | canciones (157) | borradores (7) | cover (42) | el extremo inútil de la escoba (2) | elec (1) | GRACO (2) | guitarlele (11) | ruiditos (11) | Solenoide (1) | fotos (37) | nanowrimo (3) | novela (26) | criaturas del pantano (5) | el año que no follamos (12) | huim (5) | rehab (4) | poemas (356) | Anclajes (15) | andando (3) | B.A.R (7) | Canción de cuna para un borracho (38) | Cercos vacíos (37) | Cien puentes en la cabeza (7) | Conejo azul (6) | Contenido del juego (5) | De tiendas (3) | del pantano (3) | Destrozos (2) | Epilogo (4) | Fuegos de artificio (5) | Imposible rescate (15) | Jugando a rojo (7) | Libro del desencuentro (2) | Lo que sé de Marte (11) | Los cuentos (21) | Montaje del juego (5) | Orden de salida (4) | palitos (31) | Piernas abiertas (7) | Poemas medianos (12) | Privado de sueño (7) | rasguemas (5) | Tanto para nada (17) | Todo a 100 (2) | Uno (4) | relatos (97) | anatemas (9) | orbital (2) | prompts (8) | vindicaciones (103) | perdiendo (1.708) | atranques (1) |

fumar el último cigarro

Aunque no guste, aunque no sea apropiado, aunque, en definitiva, no sea de ningún modo: estaba aquel anticuario idiota (aquel miguel idiota) que no tenía ni idea de lo que tenía entre manos y está este, desesperado porque no tiene ni un mísero cigarro. Este miguel (anticuario) que daría un mundo porque existiera un cofidís, un credial de los paquetes de tabaco, llamo a un teléfono y poops, aparece un paquete de fortuna. Ya te lo pagaré mañana. Ya te lo daré mañana. Prefiero no dormir, pero tener tabaco, a dormir sin.

Y este anticuario ha cenado de puta madre, ha estado con gente de puta madre. Pero hay otro miguel, detrás, hay otro miguel detrás que existe con más fuerza y que no se siente bien, que tiene mareos, que siente que todo se derrumba, que nada se tiene en pie, y que hace sólo algún poquito tiempo… y no es que no me lo pase bien, lo sabéis, sabéis que me lo paso de puta madre, no es un desprecio, me lo paso de puta madre con todos vosotros y me siento pleno y me siento bien y me siento genial pero hay un miguel (¿lo dije ya?) que existe por encima o por debajo de todo eso y que se acuerda, se acuerda mucho, recuerda mucho, se siente mal, se envidia a sí mismo no hace tanto tiempo, quiere recordar, quiere tener un cigarro en la mano mientras recuerda, quiere volver a, quiere tener en sus brazos a, no quiere más cerveza, hay un miguel que no quiere más cerveza, lo hay, hay un miguel que no quiere más dolor licuado, que no quiere más recuerdo, hay un miguel, lo juro, que quiere volver a estrechar entre sus brazos y hay un miguel que fumó el último cigarro (hijo de puta) mientras yo no tengo ninguno.

Ese miguel o este miguel es el que necesita ver a las parejas de cuarenta años, porque las suplanta, suplanta las caras y pone las que él quiere, y… ¿a quién quiere? joder, es evidente. Las mañanas se cubren de las mierdas del despertar y él está invocando nombres que sólo existen en su cabeza. Es evidente. Es evidente que no está en los posos del café, que ya no está de ningún modo. Pero aún hay un miguel que espera, lo noto dentro, lo noto tan dentro que me espanta y me lleva a tomar cientos de litros de cerveza. ¿Es la solución?

No. Porque no hay ninguna.

Quiero un cigarro. Es bueno tener algo en lo que centrarse. Quisiera un cigarro. Quisiera que fuera lo único que me importase y… quiero un cigarro. Sólo quiero eso. No, no quiero llorar más, eso para otros. Lo que está fuera de nosotros no nos pertenece, es inútil ilusionar. Aunque ilusionemos. Aunque sigamos pensando en. Aunque sigamos rotos de forma silente. Nadie se da cuenta. Todos son felices porque hacemos bromas, somos grandes, somos enormes… pero cómo jode. Porque cómo jode. Porque, joder, cómo sigue jodiendo. Es como un eterno hierro en el estómago, quiero seguir gritando.

Porque el hierro sigue dentro.

Es sencillo de comprender, joder, ostias, hijo de puta, imbécil, idiota, sigue dentro, sigue doliendo igual, pero peor. Cuanto más tiempo pasa peor. Cuanto más tiempo pasa más imposible. ¿Es que no os dáis cuenta? Claro que sí. Vosotros ya no habláis, hace demasiado tiempo. Para vosotros, por increíble que parezca, esta olvidado. Ya no es nada.

Pero aquí dentro jode.

Yo no quiero vivir esto.

Por favor, no quiero vivir esto. Es sencillo. Sé lo que quiero vivir (lo que no nos pertenece…) yo no quiero vivir esto. Sí quiero vivirlo, pero no así. Quiero todo esto, y más, pero no así. No, las horas son un puto disfraz, estoy cómodo en él, pero no soy feliz. Joder. Sé que hace mucho tiempo. Lo sé. Pero no, no soy feliz. Joder, no. No lo soy. Sólo quiero… no hay nada que poder hacer. Hacéis todo. Estoy feliz, me siento jodido por todos vosotros. Hasta el más reacio lo ha intentado todo. Y yo sigo igual. Hay cosas que me superan. Hay cosas que supuran de mí. Sí, lo sé, tengo mucho. Sé dónde están mis méritos. De igual modo sé dónde están mis deméritos.

Ahhh. Joder. Silencio. La veo. La estoy viendo. La veo siempre. Da igual lo que esté haciendo. Incluso cuando mi cara no parezca estar comprometida, la estoy viendo. No os miento. Me miento a mí mismo para pasar mejor las horas, pero todo es mentira. No lo toméis a mal. Me miento, el corolario es mentiros a vosotros. Ha pasado mucho tiempo, pero tiene que venir alguien a jurármelo.

Porque yo sigo en el catorce de septiembre de 2003.

Lo sé. No importa, no es evitable, hay que seguir viviendo. Y es lo que estoy haciendo.

No me sale nada mal, según los cánones. Vivo sólo. Salgo incluso demasiado. Conozco gente, leo mucho, compongo mucho. Me siento bien conmigo mismo. Mientras no piense en lo que ya no está.

La cubierta del alma es nuestro cuerpo,
y ella misma del cuerpo el cuerpo es centinela
y causa de salud; pues que se unen
entre sí mismas estas dos sustancias
con raíces comunes, no se puede
una de otra apartar sin destruirlas.

Lucrecio. De rerum natura.

Es evidente.

dormir

Al final, por bocas, dormí ocho horas del tirón, echado en el suelo, muerto de calor, con el ventilador al máximo, con ojeras, viendo una película estúpida de un tipo que se encuentra a sí mismo en un crío de diez años.

Abrí la nevera y saqué una cerveza, cogí la regadera y la llené de agua, regué las plantas de la ventana. Fuera había luces amarillas y ventanas. Sobre todo ventanas. Detrás de cada ventana: una familia de caras.

Cogí la guitarra, toqué las viejas canciones, las que ya no toco nunca (por eso no hago más que componer, para intentar cubrirlas hasta evaporarlas). Toqué cada amanecer, piedras, el hacha de guerra. Bajito, despacio, todavía me sé las letras y le doy cortos sorbos a la lata de mahou, entra algo de fresquito, enciendo un cigarro. La noche es amarilla y negra. Me quedo un rato estancado, mirando el aire. Toco una canción que le hice a la gente de la Palma y a estar separados por dos mil kilómetros de distancia. Intento dormir, me tumbo en el suelo, al lado de la guitarra.

La cerveza está fría. Al final me duermo. Hoy pienso que esta noche tengo cena, y eso me gusta. Me gusta tener cenas. Me gusta estar con gente. Mañana iré a las hogueras, a cremar las penas, bien ahogadas ya. Me gusta ver a la gente en fiestas, tienen menos cuidado, son más accesibles.

El jueves dormiré. El viernes, afortunadamente, iré de peñas con Cisneros. A oler el campo. A oler la fiesta. A no dormir. A conocer gente.

Las horas son un puto disfraz.

experimento

Estoy haciendo un experimento. Yo casí lo veo como una performance (jajajjajaja), consiste, básicamente (aunque podríamos ahondar en matices) en no dormir. Una hora al día, a lo sumo. Llevo así más de una semana.

No lo he dicho antes porque no soy famoso precisamente por mi persistencia.

Veo raro. Veo muy raro. Es como si no estuviera. Soy más creativo (aunque lo que cree sea mierda, el caso es que tengo más facilidad para hacer cosas con la guitarra, con los versos, con la novela, incluso con el diseño de estas cosas infumables de internet).

Hoy me he tomado dos cervezas y es como si me hubiera tomado un barril entero. Una en casa, mientras componía y terminaba de componer las canciones que he subido. Otra en un bar que me gusta especialmente, porque, entre otras cosas, apesta a sudor. Es alucinante, no importa la hora del día, no importa la gripe que tengas, entras por la puerta y te sacude un sobacazo inmenso. En plena cara. He comprado tabaco y me he tomado una cerveza, ya digo, disfrutando del hedor. Mirando a las parejas cuarentonas adocenadas en las mesas. Me parece tremendamente importante que haya parejas cuarentonas adocenadas en las mesas, no sé, me da cierta estabilidad, me da cierta sensación… de que todo está en orden, no sé, en calma o algo así.

He comprado setas, champiñones y gambas. El revuelto está cantado. Aunque sea idiota, no dejo de ser un sibarita.

Todo es raro. He estado en la calle, ya digo, porque hoy curré en turno de mañana, y todo se mueve, y hay adolescentes en las escaleras y viejos paseando (¿dónde coño van, me pregunto?) y la vida se mueve por todas partes, y a efectos propios es exactamente igual que si no estuviera y me duele la cabeza, es raro, ya digo, me duele el melón, me duele el canto, me duele la azotea, es raro que haya gente riendo y cantando y comiendo y tomando cafés en cafeterías y más raro aún que tengan cuarenta años y sigan juntos, en la misma mesa.

A lo mejor se acaban de conocer. No lo sé. No lo tengo claro. A lo mejor son amantes, y los conyuges están en casa, pensando que el otro está en el curro, o en el gimnasio. Pero no puede ser, porque no hablan nada, sólo están sentados, a la mesa, tomando mahou (aquí, en madrid, en los barrios sin un puto duro, todo el mundo toma mahou). Una ella tomaba algo que parecía martini. Ecos.

Luego volví, ya digo, y la calle estaba asfaltada y acerada. Jeje. Estaba llena de gente, es verano, la gente sale a la calle, tiene esas cosas en verano. Estaban todos muertos, apestaban. No quiero decir con ello que yo esté vivo, no tiene nada que ver. Ellos estaban muertos y punto. Seguí a uno hasta el portal de su casa. Lo perdí allí, no quería entrar en su salón, hubiera llamado la atención. Apestan, apestamos. Quizá sea esa la fiesta, el hedor compartido, el hedor que nos une, estamos podridos. Una vez me sentí limpio, sólo una vez, y aún así no dejé de sentirme mal por muchos otros motivos.

Ese es un concepto que percibo claro y distinto.

Con sus podredumbres había niños en ciclomotores y otros niños aún más niños con pelotas en los parques, o subidos en los columpios. No voy a dormir, esto es esclarecedor. Todo apesta, y el hedor es la misma vida. Fascinante. El estudio del hedor debería ser asignatura obligada en los institutos de secundaria, o eso. Había gente en el todo a cien, había mucha gente. Y no sé qué miraban. No sé qué coño estaban haciendo. No tengo ni idea. Voy a limpiar las setas, los champiñones, y me voy a hacer un revuelto. Qué cosas.