«En la sociedad, el hombre sensato es el primero que cede siempre. Por eso, los más sabios son dirigidos por los más necios y extravagantes».

Jean de la Bruyere.

Nadie que tenga un ápice de solidaridad (aunque para quienes lo ocupan la palabra huela a mortaja y en tanto valor humano haya sido aventada al clandestinaje), puede asegurar que el neoliberalismo sea bueno para los países pobres de la tierra, y negar, que el imperialismo -perdón, la globalización- solo ha democratizado la miseria.

Marco Rodríguez. El grito de los excluidos.

Ilustración de cubierta: Mauro Cáceres
© Ernesto Sábato
Ediciones Cátedra, S. A., 2000
Juan Ignacio Luca de Tena, 15. 28027 Madrid
Depósito legal: M. 9.469-2000
ISBN: 84-376-0089-8
Printed in Spain
Impreso en Lavel, S. A.
Humanes, Madrid

Cuando la soledad se esfuma, o cuando uno quiere ver o cree ver o se siente tentado en ver o necesita o no puede pensar más que en ver que alguien ha comprendido algo de lo que jamás se ha dicho pero siempre se ha gritado silente. Entonces, y el no poder salir, y el seguir de algún modo o de todos siempre dentro, el estar, el permanecer encerrado en esta carcasa temporal y perfecta que no deja resquebrajaduras y el pensar pensar pensar que quizá por una vez… y el cerebro tramándolo todo, y enhebrando las agujas que no dicen nada pero lo hacen todo. Y al final el final que es siempre final.

Una novela rotunda.