Por cierto, acerca de la polémica sobre la serie koreana, veo muchas más voces diciendo que cierta violencia no es apta para los niños que otras denunciando una sociedad que puede ponernos en situación de aceptar ciertas condiciones como único remedio (el relato de los motivos por los que cada uno de los personajes ha terminado aceptando el juego no tiene desperdicio). Sin electricidad en la Cañada Real, deshaucios, condiciones de trabajo límite, suicidios, gente tirando la toalla cuando ya no tienen ni toalla que tirar. La violencia es estructural y cotidiana, tendríamos que intentar no dejarnos engañar por fuegos de artificio que hacen de pantalla de humo para ocultar lo aterrador. La violencia no es sólo lo que se visibiliza como tal en un momento dado, la violencia siempre es y ha sido:

Ningún ciudadano debería ser tan rico como para poder comprar a otro, y ninguno lo bastante pobre como para tener que venderse.

Rousseau, el Contrato Social.

Debe ser que ese tipo de violencia sí es apta para menores de edad.

No suelo comprar libros en Amazon, del mismo modo que no compro nada allí. Esta es una historia horrible.

Amazon triunfa porque la gente está en la mierda. Si tuviésemos 100 bazas que jugar nos daría igual que una saliera mal. Pero, sin embargo, estamos jodidos, cada baza cuenta. Queremos comprar barato porque no nos sobra nada. Amazon triunfa en la charca que nos ha quedado después de convertir los sueldos en una cosa de risa (si nos pudiéramos reír de ello). Amazon sólo es viable en un mundo que llega a fin de mes a duras penas, gane cada uno lo que gane.

Hace muchos años tenía un colega que compraba todo de segunda mano. Ordenadores, guitarras, cámaras. Lo hacía porque si algo le salía mal podía volver a comprar, tenía la pasta. Yo no podía permitirme ese tipo de lujos, así que compraba en el corte inglés. No podía jugármela, necesitaba saber que podía recuperar mi dinero si algo salía mal. Yo suelo tener siempre sólo una baza que jugar. Es un todo o nada, en donde "todo" es todo lo que hay y "nada" lo que queda cuando algo falla.

Pero sí compré algunos libros digitales en el pasado, sobre todo cuando no conseguía encontrarlos en ninguna otra parte. Hoy he intentado leerlos desde linux, mi sistema operativo habitual. No hay aplicaciones kindle para linux. Genial. Puedes leerlos en su cloud, pero la presentación es infumable —eso es lo de menos, lo que no comprendo es por qué tengo que utilizar sus programas, que no tienen nada que ver conmigo, para leer mis archivos. Son míos. Deberían serlo. Para lo que yo quiera. He pagado por ellos.

DRM es un sistema para impedir copias ilegales. Está bien (es horrible). El problema es cuando el DRM no impide la copia ilegal tanto como la lectura de unos libros que pagué y compré en aplicaciones que no sean de la tienda que me los vendió. No es que no pueda piratear libros, es que no puedo leer mis propios libros fuera de su ecosistema. Eso apesta mucho más que bastante y me esclaviza. Sólo puedo conducir por sus carreteras aunque no haya ninguna que me lleve a mi casa.

Hay modos, claro que los hay. Pero suponen confiar en gente y en cosas de las que no tienes por qué tener ni idea, que pueden comprometer tu pc. Yo lo he hecho porque tengo idea y porque mi pc es el equivalente a vivir con dos maletas. Siempre puedo formatearlo sin perder nada.

Tengo en frente de mí mis tres libros y la sabiduría renovada. Ni agua.

La última entrada en libros es de marzo. Lo que leo últimamente no me dice nada. No me divierte ni me entretiene especialmente, no me enseña cosas, no me evade, no me hace sentir. A la lectura se puede llegar por muchos motivos, pero al menos siempre tiene que haber uno.

Si no lo hay la magia desaparece con él.

Desde luego no creo que sea por el topicazo de haber leído demasiado (¿en comparación con qué?), sino de no dar con las lecturas adecuadas. Aún así, de vez en cuando topo con una que me mantiene atento hasta que la termino. Entonces los caminos resurgen en la fronda, los bosques se pueblan de seres cautelosos y los límites de las cosas, donde se tocan unas con otras, brillan como si provinieran de la locura.