La música tiene algo como tienen otros miles de cosas, te recoge. Por un momento estás dentro de algo más. La armonía, el ritmo, no sé qué es, pero cuando estás ahí dentro estás perfectamente integrado, cuando estás ahí dentro no es posible que sea de otro modo. Cuando termina te sientes abandonado (pero puedes volver a empezar, al menos).
Es un viaje, es dejarse llevar. Es dejar de nadar contracorriente, supongo. Aceptar ser y nada más.