Litros, litros de nacar en danza octarina sobre la mesa, revoloteando
los cuadros de lele, encogiendo el teléfono, que no para de sonar.
¿Quién coño me llama? Yo he nacido para estar solo, siempre he estado
solo. Si suena es un espejismo, nunca sabré qué tipo de nadie hay al
otro lado. El baile de litros ondula en mi frente, frunciéndola. Uno
tras otro dejan su mensaje, vienen y se van y en todos pone mahou.
Agradezco que me subvencionéis los vicios, quién sabe qué tipo de otra
locura me está matando. Al menos la cerveza será a largo plazo. No hay
forma de salir de esto, porque yo no quiero. Porque sólo quiero a Lore,
por encima de todas las cosas. Todo lo demás sucede mientras tanto.
Es fácil, veo la salida al otro lado. Entiendo la puerta. En la puerta
pone otra vida. Yo me quedo con la que tengo. Reviso mis notas, cientos
de notas en un cajón, cientos de notas perdidas que no van a ninguna
parte, porque nunca fueron a parte alguna. Ya ni me importa Lore, la
Lore real, mi amor es intemporal y no entiende de presentes, porque el
presente apesta. En este presente Lore hizo lo que debía, aunque no
coindida con lo que hubiera hecho yo en mi presente, de haber podido
hacer algo. Tomo fuerzas, un sorbo más, una calada, lentamente hacia mi
propia destrucción. Suena el teléfono, como una melodía que no se
interrumpe. No sé quién me llama, quién puede querer hacerlo. Esto
apesta. Llamo dentro, por si queda algo, pero todo está en ti, que nunca
lees estos correos. Hay otras vidas, pero no me interesan. Es patético,
quizá, pero necesito más cerveza. Ella me odia por la cerveza, ella no
me conduce a la cerveza, me conduzco yo solo. Como en todo, yo solo.
Un fin de semana entero para perder el control, dentro de poco diez días
enteros para perder el control. No tengo dinero, pero no me importa, me
iré a Aranjuez, a pasar frío en los parques, por la noche, a sentir el
frío. A sentir algo más que dolor. El frío es frío, esta lenta
disolución de todo lo que hemos sido y querido hasta ahora es dolor.
Dolor que atraviesa mis ojos como finas agujas. Pasan los párpados,
atraviesan la retina y pof. A pasar frío en los parques, a dejarme
embriagar por el puto frío. Lele existe, está en alguna parte haciendo
algo sin mí. No olvidemos eso. No lo olvidemos. No es como si hubiera
desaparecido, ella sigue existiendo, ajena a mí, lejos de mí. Tengo
ganas de recrearme en mí, de ir a exposiciones, al cine, a otras cosas.
Pero no olvidemos que el dolor duele, y me obliga. El dolor me mata, el
dolor me penetra como luces brillantes destellando en mis ojos. Hay
otras cosas ahí fuera, pero no merecen la pena. Hay un Miguel que está
por ahí viviendo perfectamente sin Lore, pero no en esta curvatura del
plano del espacio-tiempo, no aquí.
Trago, calada. Lento hacía mi denostación. Ojalá dejara de sonar el
teléfono. Sé que no es ella, eso es algo. No me ha llamado en todo este
tiempo si no la he enviado un mensaje antes. Noto como pierdo enteros,
es la cerveza. Retomar mi vida, dicen las voces que salen del fregadero.
No me importa mi vida sin lore. Para hacer una carrera hay que pasar por
todas las bases, ahora estoy en segunda base, la del dolor extremo. La
de la muerte, noto como me voy pudriendo. Apesto, huelo a carne
corrompida, corrupta. Voy a llenar de mierda los momentos más bellos
esta noche, voy a vomitar sobre todos los que no son lore. No me voy a
sentir bien, no es una declaración de intenciones, es una predicción. Y
sobre el tiempo, circular, de todos, el eterno retorno de la eterna
muerte. Todo lo que sucede una vez sucede mil veces, volverá a suceder
todo, desde Medranda, para acabar en esto. Una y mil veces, como una
peli que la vida repone constantemente. Para acabar en esto. En mi
cabeza la reponen cada segundo, cada segundo vuelvo al principio. Hay
otras vidas, pero no son la que compartí con lore. Esa ha muerto, ha
desaparecido. Se ha llenado de gusanos, apesta. Volverá sólo para
llenarse de gusanos una vez más. Esto quizá ha sucedido antes. Quizá
está sucediendo ahora en otra parte, en otro plano.
Lenta disolución, me queda una media hora de coherencia. Ella está por
ahí, ajena a todo. ¿No lo entendéis? No le importa. Más sorbos. No
importa nada. No me importa nada. Vuelvo a llenar el buche, pierdo el
tiempo. El camino es la disolución, aunque para ella el camino es la
reconstrucción. Para reconstruirse hay que tener ganas, tener un
objetivo. Tener empeño. Yo tengo empeño en el thanatos.
Es fácil, me dicen. Empezar de cero. No hoy, ni mañana. Empezaré de cero
porque la vida obliga, y no se le puede poner freno sin violencia.
Empezar de cero, me decís todos. Para eso hay que tener esperanza, en lo
que sea. Para todos es muy fácil, Lore me ha dejado y tengo que seguir
adelante. Es muy fácil, sencillo. Sencillísimo. Es cuestión de arrancar.
Ya está. No hay nada más fácil.
Cientos de pibas, cientos de vidas por ahí. Llaman otra vez, no sé quién
será. Mierda vida. No me interesan las alternativas. Me voy a
emborrachar. Voy a desaparecer. ¿Qué haré esta noche? No importa, ni
siquiera lo recordaré mañana.