Yo tengo un curro para ti. Cógete un par de cervezas y escribe una buena
novela, aprovecha que tienes tiempo y muévela.
Ya sé que no da de comer, pero es lo único que tengo.
¿Alquién tiene un poco de inteligencia para mí, o una buena coraza, en su
defecto?
(«Seguro que esto se puede configurar de otra manera», decía ella, como si
no fuera visible que esto es sólo bueno para ella misma, intentando que yo
me hiciera partícipe, miembro fundador y paladín de su decisión. Según la
conversación que mantuvimos, me estoy negando a la evidencia que demuestra
que lo nuestro fue un fracaso absoluto. Me dijo también que tenía la
sensación de que no estaba poniendo de mi parte para superar esto. Qué ganas
de mandarla a tomar por culo, o de partirme el culo, o de decirle que
cogiera su ropa y se fuera mientras me metía al baño a llorar (por cierto,
esto último es lo que hice), que no estoy poniendo de mi parte, cuando no me
queda otra. Para ella esto es como una excursión de colegio, tiene el mismo
grado de daño. Cisneros me dijo el otro día que las mujeres, cuando lo
dejan, sólo dicen «sólo te pido un tiempo, un tiempo nada más». Yo le dije
que era distinto, pero al final no lo es en absoluto. Siempre me he negado a
ese tipo de evidencias).