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ascórbico

Novalis said en todas partes buscamos lo incondicionado, y lo único que encontramos siempre son las cosas, o algo semejante, aunque en cualquier caso muy parecido en fondo. Vuelan las horas después de cenar en casa de mis padres y tener gafas nuevas, de estrenar cara, de ver a otro tipo al otro lado del espejo (lo cual, en este estado disfuncional de cosas, es inquietante de un modo especial), vuelan las horas y queda un breve lapso, un cuarto de hora a lo sumo, para que vengan y empiece el crepitar de la vida viviendo y, me pregunto, si lo incondicionado no es la trampa del gen que busca que busquemos la eternidad en cualquier modo posible para que, al final, vencidos, terminemos siempre y de qué modo recurriendo a él. El gen listo de pelotas.

Por otra parte in the other side aunque en la misma Kundera dijo que el hombre no podía ser feliz porque la felicidad es el deseo de repetir y el hombre, cuando repite, se aburre, se cansa. Sólo puede ser feliz un perro, en la novela y por ejemplo. Me dijeron hoy que yo debía ser educador social o algo parecido, porque tengo un reducto de felicidad bien ensamblado (yo lo veo más bien deslabazado o excentrado, al menos), que flautista hameliniano ser tú podías (Yoda vs Vader), flautista busca cada uno en sí mismo espero y supongo, no flautista dueño secta chalet y mil acólitos currando. El tema, amigos, es que cuando uno se pasa doscientas horas solo y comiéndose el tarro compulsivamente hasta las seis de la mañana un día, y otro, y otro más, y así hasta el infinito o aledaños pues queda un cierto poso de indiferencia que puede confundirse, mal que bien, con la felicidad. En plan ataraxia la felicidad puede ser la ausencia de chirridos neuronales y con ella puede ser confundida (confundida bien ser podría), pero es que la convivencia (unipersonal, en mi caso y entre semana) tiene esas cosas: o terminas asumiéndote en grado sumo en la escala que quieras o terminas odiándote y adiós fin del verano del cuento y del sopapo. No sé si es la felicidad pero me gustaría enseñar indiferencia en grandes dosis, lo que yo llamo indiferencia activa, que no es sino en un plano metatelúrico una extrapolación significativa de la indiferencia comunis elevada al grado sumo de laxante mental y estabilizador de fluzo psicótico-racional. Es decir, whatever will be will be.

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