7.
Y al final,
para seguir riendo,
te encuentras con un poeta
que escande los versos, con un poeta
para el que la poesía es un cincuenta
por ciento matemática y otro
cincuenta puro juego.
Y le das estas hojas y te dice que esto
no es nada.
Y te deja unas hojas y no encuentras nada
que no sea número y frivolidad.
Y entonces te ríes como nunca,
allí mismo, mientras te mira
con cara de no comprender y
piensas que
es una buena vida la que te ha tocado,
que después de todo paga él los vinos y tú
te irás por donde has venido
olvidando todo cuando traspases el umbral
de la puerta del bar como si nada
hubiera sucedido.