El regalo que vino de Edimburgo de la mano de Carol. Me gusta. Mucho. A la pared.
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Bueno, al fin parece ser que me quedo en wordpress, al menos de momento. Nueva apariencia. Buena «navegabilidad».
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Lo demás sigue en el mismo punto. Es tarde. No comprendo casi nada. Estamos en fiestas. He subido. Buena gente. Haré fotos, si me acuerdo.
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El tema de hoy son las representaciones mentales. Mi hermana me dijo que las hacemos hasta tal punto que no salimos de ellas. Las hacemos hasta tal punto que todo encaja en ellas. Yo le dije que es un recurso adaptativo, encontramos pautas para que la realidad no dé miedo. Vemos las pautas y nos sentimos más tranquilos. Tenía razón, era Lewin.
Las representaciones mentales nos dan una imagen enfocada (en cierto modo) de un mundo que no hay forma de enfocar de ningún modo (todo es relativo porque nada es nada, al fin y al cabo). En un mundo como este todo puede ser cualquier cosa (ese es el juego, lo divertido) y por eso mismo nada es nada (el punto del nihilista negativo).
El otro día decía en un correo que dios tiene que ser un tipo frustrado. Para él la realidad es voluntad, por lo que no se encuentra con nada real en términos absolutos, sino con consecuencias de su estado de ánimo. No ha tenido una experiencia real en su (eterna) vida. El concepto de dios es severamente repulsivo.
Las representaciones se hacen viejas, y ya no sirven. Pero siguen organizando el mundo, dándole sentido. Eso es la cruz. Sólo el juego sale de ahí.
(Para el sombrerero loco son siempre las seis de la tarde, y vive en una fiesta del té constante para no reparar con tristeza en las horas que ya no son ni serán nunca más, al menos mientras que el Tiempo no le perdone).
asi queda bien, te debo uan por lo del otro dia, o estamos en paz?..no se, ya hablamos.
me debes una, leño…
te tomas hoy un par?
sí