Los recursos no pertenecen a nadie.
Quien los reclama, se los apropia.
Recoge frutos que no le pertenecen
privando de ellos a quien esclaviza.
Podría hacerse de otra manera,
no digo que no.
Pero no se hace.
Nuestros salvadores son nuestros verdugos.
Es una cosa que no hay que perder de vista.
Nuestros benefactores son nuestros amos.
Es una cosa que no hay que perder de vista.
Aunque es fácil.
Es tremendamente fácil pensar
que nos dan
el pan,
el ajo,
la carne y el pescado, pero
el pan no es de nadie,
el ajo tampoco,
la carne y el pescado son de otros.
El agua fluye.
Lo que fluye no permanece en ningún sitio.
Lo que circula camina.
Se han adueñado de un campo de juego
que no puede tener nombre.
Lo tiene, a ratos,
porque andamos medianamente confundidos.
Le ponen nombre al tablero y dicen: es mío.
Genero riqueza.
Bien. Vale. Puede ser. Puede ser que sea así.
Pero yo no lo veo.
Bien. Vale. Te creo.
Pero no entiendo lo que me estás diciendo.
Tengo que creerte.
Has hecho que dependa de ello
el pan,
el ajo.
Todo por lo que existo.
Estábamos jugando a todo
lo que estaba de antemano perdido.