Curioso.
Empezó con la mesa de Jara, y siguió con la llamada a la puerta de un vecino.
– Buenas tardes.
– Buenas.
– Perdona, pero te estuve oyendo anoche…
(yo ya con todas las disculpas en la recámara…)
– y me gustó, doy una fiesta a las once, si queréis podríais subir luego.
(yo loco)
-Bueno, tengo una cena, pero si todo va bien nos pasamos luego.
Luego vino la cena y las conversaciones, y después la casa del vencino, y después Huertas, y después dormir algunas escasas horas y de chuletada, y la piscina y romper cuerda tras cuerda de la guitarra, y después la ducha, y la cama, y reventar.
¿Cansado?
Noooooo….
Incluso aún hoy, destrozado. Me he levantado a las siete de la mañana, aún así, para mi particular odisea ciclista. Me he perdido y ha sido rematadamente bueno, porque así al final he hecho más kilómetros por gilipollas. Me vendrá bien en algún momento. Aunque creo que tardaré años en limpiarme del fin de semana, doce o trece al menos.
Me pesan los párpados…
Pues si que te va a venir bien lo de la bici. No hay nada mejor para ganar fondo que la bici, y también para perder como bien sabes. Así que este fin de semana toma nota para dar una vuelta en bici, y lleva una cuerda por si acaso no te sigo.