El camino.
La máquina.
El anticuario.
Caminito a ninguna parte. ¿Desde dónde? Pues desde ninguna. Hace calor. No llevo agua. Me lío un cigarro en medio de ninguna parte.
Tengo la precaución de enterrarlo en la arena para apagarlo y después meter la colilla en un chivato. Con los bronquios bien cerrados me monto en la bici de nuevo y sudo, gimo, llego al final del camino y me encuentro asfalto.
Vaya discordancia cognitiva.
Aún antes de darme cuenta estoy metido de nuevo en los edificios, las caras y el mundo reificado. Para que no acojone. Un parque controlado. Mi madre avitualla. Cisneros pone el café.